May Ayim nació el 3 de mayo de 1960 en Hamburgo y falleció el 9 agosto de 1996 en Berlín, Alemania. Fue una poetisa alemana, pedagoga y activista del movimiento afroalemán.
Su nombre oficial era Sylvia Brigitte Gertrud Opitz y fue la hija de Ursula Andler, una mujer blanca alemana, y Emmanuel Ayim, un estudiante de intercambio de medicina de Ghana. Aunque no se crió con sus padres biológicos, sino que poco después de su nacimiento fue dada en adopción. No se sabe muy bien cuál fue la razón, algunos dicen que se debió a que por ese entonces, según las leyes alemanas, los padres no tenían ningún derecho sobre sus hijos ilegítimos; y por eso su madre decidió darla en adopción.
Los Opitz la adoptaron cuando tenía 18 meses, y May creció en Münster con una familia blanca alemana que tenía cuatro hijos más, también blancos. Desde muy pequeña se dio cuenta de que era diferente, el color de su piel la convertían en alguien distinto al resto de niños y tuvo bastantes experiencias racistas.
„Jahrelang lebte ich mit dem Empfinden, in der deutschen Gesellschaft weder eine Geschichte noch eine Zukunft zu haben, sondern eines Tages auswandern zu müssen. Daß das sehr belastend ist, steht außer Frage. Inzwischen ist mir klar, daß dies keine Einzelerfahrung ist und mein Erleben exemplarisch den Umgang mit einer Bevölkerungsgruppe widerspiegelt, die im Bewußtsein weiter Teile der deutschen Gesellschaft einfach nicht existent ist.“Tras graduarse en la escuela Friedensschule, en Münster, comenzó a estudiar pedagogía y se concentró en las asignaturas de alemán y sociología. Poco tiempo después cambió las asignaturas por psicología y pedagogía, lo que la llevó a mudarse a Regensburg.
‘Durante años viví con la sensación de que no tengo una historia o un futuro en la sociedad alemana, sino que algún día tendré que emigrar. No hay duda de que esto es algo muy estresante. Tengo claro que esta no es una experiencia individual y que todo lo que he vivido es un reflejo del trato que la sociedad le brinda a un grupo de la población, pues para algunos de ellos, ni siquiera existimos’.
En ese entonces su autoestima era muy baja. Se dice que la idea que tenía de sí misma era muy mala, pues estaba extremadamente influenciada por las opiniones negativas de todos los que la rodeaban, lo que la llevó a tener un sentimiento de inferioridad con el resto.
Durante sus años de universidad, con el fin de conocerse a sí misma y descubrir sus orígenes, viajó a Israel, Kenia y Ghana, donde se encontró con su padre biológico. Unos años después, May describiría ese encuentro con su familia de Ghana como un “wallnussmangobaums” (un árbol nuez y mango), un árbol de la vida que tiene frutos de ambos países.
Su trabajo fin de carrera se considera el primer estudio académico de la historia afroalemana. Tras acabar la universidad se mudó a Berlín Occidental, donde conoció a otras mujeres negras, incluida la científica, activista y poeta afroamericana Audre Lorde. Esta mujer la animó a publicar su trabajo fin de carrera, que acabó convirtiéndose en la antología “Farbe bekennen - Afro-deutsche Frauen auf den Spuren ihrer Geschichte” (Muestra tus colores – Mujeres afro-alemanas en la búsqueda de sus historias). Un libro en el que, a través de ensayos, poemas y relatos, diferentes mujeres afro describían sus propias vivencias. Entra ellas participaron otras activistas como las afroalemanas Katharina Oguntoye y Dagmar Schultz y la afroamericana Audre Lorde.
Audre Lorde a la izquierda May Ayim a la derecha. Foto tomada de Digitales deutsches Frauenarchiv. |
Tomando la palabra inglesa Afro-American, creó junto con estas mujeres negras y alemanes el concepto de Afrodeutsch y la “Initiative Schwarze Deutsche”, la primera asociación afroalemana de todo el país. También promovieron diferentes eventos, como las celebraciones anuales del “Mes de la Historia Negra” que se hacían en Berlín. Fueron un punto de unión, auto-conocimiento y lucha política muy fuerte para todos los afroalemanes de la época.
Todas estas iniciativas la hicieron bastante conocida, incluso a nivel internacional, y comenzó a dar conferencias en todo el mundo sobre derechos humanos, feminismo y antirracismo. Para este entonces ya había adoptado el apellido de su padre, Ayim.
En 1987 comenzó a estudiar la carrera de logopedia, gracias a la cual descubriría el racismo oculto en el idioma alemán. El racismo y el sexismo se convirtieron en una parte integral de su investigación, y lo demostró con su tesis “Ethnozentrismus und Sexismus in der Sprachtherapie” (Etnocentrismo y Sexismo en Logopedia), publicada en 1990. Cuando terminó su formación trabajó como logopeda independiente y profesora. También participó en muchas conferencias y reuniones tanto nacionales como internacionales. Una de las más impactantes fue el discurso que dio en Londres en 1992, donde explicaba que el lenguaje podía fomentar la unión de los pueblos y una transformación social.