9 de abril de 2013

Potsdam




Es la capital del estado federado de Brandeburgo. Situada al noreste del país en las inmediaciones de Berlín, ha escasos 30 kilómetros de dicha ciudad. La ciudad está ubicada junto al río Havel, afluente del Elba.
Tiene una población de unos 150.000 habitantes. Esta ciudad es conocida por el palacio de Sanssouci, patrimonio de la humanidad por la UNESCO desde el año 1990, junto con los jardines que lo rodean.

La Hauptbahnhof - estación central, está situada en el centro de la ciudad y desde allí se puede coger un autobús que nos llevará en pocos minutos a la zona más turística de la ciudad donde encontramos el barrio holandés, la puerta de Brandeburgo y los palacios. El autobús es el número 614, dirección Ketzin Bahnhof. Desde la Hauptbahnhof hasta la parada de Schloss Sanssouci se tarda como 8 minutos. Aunque también es posible ir andando, el paseo dura alrededor de media hora.
Para comprar el ticket del autobús preguntar en alguna taquilla de la Deutsche Bahn (DB), pues si vais desde Berlín es posible que el mismo billete os sirva.




Puerta de Brandeburgo - Brandenburger Tor


Las entradas a los palacios tienen precios muy diferentes, dependiendo de cual se quiera visitar y las condiciones de cada uno. Por lo general a la gente joven con un carnet de cualquier universidad les vale para hacer un descuento.

Casas del barrio holandés, suelen poner unos pequeños mercadillos por estas calles.

La ciudad tiene un jardín de unas dimensiones bastante considerables donde podemos encontrar unos cuantos palacios y esculturas.
El palacio de Sanssouci fue el alojamiento veraniego del rey Federico II, el Grande, rey de Prusia. Tiene un estilo muy parecido al palacio de Versalles y muchos lo consideran un rival. Fue construido entre los años 1745 y 1747 para el rey Federico con la idea de que fuese un escape de la corte berlinesa.

 Palacio de Sanssouci desde dentro de los jardines.




Algunas esculturas que podemos encontrar en los jardines, suelen representar alguna escena en la mitología romana o bien algún dios de la misma.


El palacio tan solo tiene 10 habitaciones y no es mayor que una villa. Personalmente la entrada al interior no me parece que merezca la pena, pues no hay nada destacado y al fin y al cabo poco va a diferenciarse mucho del resto de palacios de la época, en lo que a sillas y mesas se refiere.




Esta losa es un homenaje a Federico II, el Grande - Friedrich der Grosse, el rey que lo mandó construir. Lo de las patatas ahí encima viene porque este señor se empeñó en hacer que los teutones se aficionaran a tal tubérculo, así que hizo que los soldados plantaran los primeros patatales en Berlín y esperó a que los campesinos cayeran en la trampa, robaran las patatas, las probaran y tras esto comenzaran a plantarlas ellos mismos.

Esta es la casa China - Chinesische Haus o la casa de Te China - Chinesisches Teehaus. Bastante bonita por fuera, por dentro no tengo ni idea, pues no llegué a entrar.

Después de esta casa y lamento daros una información tan poco precisa, siguiendo un camino hacia arriba y a la derecha, pasando de largo por una casa de estilo mediterráneo:

Cruzando por un puente, siempre caminando hacia arriba y a la derecha, se llega a un edificio, del cual no tengo fotos, donde hay un banco con una pared en semicírculo, del cual por desgracia tampoco tengo fotos, donde sentados a cada extremo del mismo se puede hablar por la pared y escuchar al otro, aunque diga cosas susurrando.


Es una ciudad pequeñita, bastante turística pero tranquila, al menos la parte que yo vi. Está muy bien comunicada con Berlín, tanto con el S-Bahn, línea S7, como con trenes regionales. Se tarda apenas media hora sin necesidad de hacer transbordo.

Preferiblemente hay que visitarla en primavera o verano, y a ser posible con buen tiempo, pues tiene unos jardines que merecen la pena ser recorridos y perderse entre los senderos. Además, durante otoño e invierno guardan las esculturas para preservarlas del mal tiempo y la nieve.
Y como siempre, tener en cuenta que en los jardines alemanes no hay farolas, así que tener cuidado con la hora a ver si se va a hacer de noche y no vais a saber salir.


Opinión personal: Fui en septiembre y nos hizo un día muy bueno. Pudimos pasear por la ciudad y los jardines, perdiéndonos entre los caminos y disfrutando del sol alemán, siempre bien agradecido.
El palacio me pareció bonito, aunque tan solo fuimos a uno de ellos, el de Sansoussi, en Potsdam hay muchos más que parecen bastante interesantes.
En general es una ciudad muy agradable en la que pasar el día.
Una excursión recomendable si se está en Berlín, pues se llega muy rápido y se pueden ver cosas que en la capital teutona escasean bastante.



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Alemania es un país lleno de lugares con encanto que esperan ser descubiertas; grandes urbes, pequeñas ciudades y pueblos que parecen estancados en el tiempo. ¿Te animas a descubrirlas con nosotros? 



Un saludo!!




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