29 de enero de 2013

Es solo cuestión de estilo


Esta entrada es una llamada desesperada de auxilio, una llamada a la cordura y al buen gusto para liberar a mis atormentados ojos de las imágenes que ha tenido que soportar, sufrir y padecer en los últimos días.

Mentirme si es necesario, pero por favor, tenéis que decirme, no, corrijo, necesito que me digáis, que la moda que se ha instaurado desde hace unas semanas en Alemania con la llegada del frío no es más que un sustituto invernal de la marca identificativa de los guiris. 
Dada la más que imposibilidad de llevar calcetines blancos subidos hasta las rodillas con chanclas negras de playa, han modificado el atuendo en cuestión por gorros y bufandas. 
Y tenéis que decirme, que el hecho de que tales complementos tengan los colores y el emblema del equipo de fútbol al que el alemán de turno es aficionado, no es más que una evolución sin sentido alguno en el mal gusto del que son característicos los germanos.
Confirmarme que no me estoy volviendo loca y que esta horterada e insulto a los ojos solo se ve en este país. Decirme que en España todavía se sigue manteniendo la diferencia entre lo que uno puede ponerse para salir a la calle y lo que no.

Porque lo que no es de recibo es ver a una señora, que rondará los ochenta años, con una bufanda y un gorro calado hasta las orejas del Borussia de Dortmund.
O grupos enteros de personas con bufandas de todos los equipos posibles de la Bundesliga.

Sé que aquí las jornadas futboleras no son exactamente iguales que en España y podría ser que se tratase de algún partido de la DFB Pokal, el equivalente a la Copa del Rey. 
Por eso acabé preguntando que si estos últimos días se estaban jugando partidos de fútbol y por eso la existencia de todas esas bufandas por la calle. 
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que esperé con ilusión y ansias una respuesta afirmativa a mi tan preocupante cuestión.
Pero como no podía ser de otra forma, obtuve una respuesta negativa. No había partido hasta dentro de tres días y la gente lleva bufandas sin ninguna razón aparente.

Debe de haber alguna conexión en el cerebro de los teutones que les produce algún tipo de daño en la aceptación y entendimiento de que a pesar de lo mucho que te gusten ciertas prendas, no todo es conjuntable, no todo pasa con todo y que sobre todo, no puedes ponértelo en cualquier momento.

Y yo soy aficionada al fútbol, pero nunca jamás se me ocurriría ponerme una bufanda del Madrid para salir a la calle un día cualquiera, por mucho frío que haga.

Así que, por favor, os lo suplico! decirme que esto es solo cosa de estos seres extraños venidos de otro planeta con los que cohabito!!


Saludos!!

 

28 de enero de 2013

Eso te pasa por preguntar

No tengo ni idea de como se dice en alemán "la letra con sangre entra" ni siquiera se si esta expresión existirá. De lo que si estoy completa y absolutamente segura es de que su significado lo conocen y manejan a la perfección. Además, algunos teutones son aficionados a ella y la ponen en práctica en cuanto tienen la más mínima oportunidad, recurriendo así mismo al proverbio "No se aprende en cabeza ajena".
Aunque está claro que lo mejor de dicho comportamiento no es aplicárselo a si mismo, no señores, para que sufrir uno mismo si tienes a una inocente española a mano y puedes experimentar con ella...

Todo empezó una tranquila y nevada tarde de invierno, cuando en medio de una conversación salió la palabra "kitzeln", que es la causante de esta trágica tragedia (por lo menos griega).
Una, que no conoce ese palabro, se quedó con cara de "no entiendo" y tuvo la gran idea de preguntar su significado. A lo que el interlocutor respondió con una iluminación de ojos y una sonrisilla maliciosa se extendió por su cara.
Cuando se giró hacia mi y le ví me temí lo peor, que podría significar para haberle causado tal reacción?

- Es una suerte que no la conozcas - me dijo acercándose lentamente.
- ¿Por qué? es algo malo?
- Ohh si... malo para ti, pero yo me lo voy a pasar muy bien enseñándote que significa "kitzeln".

Tras lo cual alargó la mano hacia mi y comenzó a hacerme cosquillas...

Grandioso!! y así, tras un par de segundos de tortura, por suerte fue benévolo y no lo alargó mucho, terminé aprendiendo el significado de esta palabra y el acabó casi llorando de la risa. Grrrracias!!

Aunque he de decir que las dos lecciones quedaron bien aprendidas, nunca olvidaré como se dice cosquillas en alemán y tendré muy mucho cuidado cuando vaya a preguntarle el significado de alguna otra palabra, o al menos me aseguraré de hacerlo en un perímetro de seguridad, amplio, como de cuatro metros, por lo menos.


Un saludo!!


25 de enero de 2013

Ecuación de tercer grado

Por las Teutonías eso de que alguien tenga dos apellidos resulta altamente confuso y agobiante para los autóctonos, cuando ven más de dos palabras se les junta todo, empiezan a hiperventilar, la cara se les vuelve roja y acaban por terminar explotando por una sobrecarga de información.
Y de este maremágnum de palabras extrañas terminadas en zeta se crean conexiones que solo se pueden dar entre las neuronas teutonas. Porque ellos son los únicos capaces de hacer de algo sencillo el mayor de los rompecabezas.

Pongamos que mi nombre completo es, tal cual, Irene Rodríguez Sánchez (perdona mamá), apellidos rusos, si lo sé. En los meses que llevo por estas tierras me he encontrado con un gran elenco de posibilidades y múltiples soluciones, a cada cual más surrealista, para desentrañar el misterio de las tres palabras que conforman un nombre propio.

Y así he resultado ser Frau Sánchez Rodríguez, Irene. Cuál habrá sido la imperiosa razón por la cual el orden de los apellidos ha sido invertido? Eso solo lo saben en el ministerio de trabajo, a donde tengo que ir para enseñarles que si algo está delante de otro algo suele significar, que de hecho, ese primer algo va primero.

Otra de las variantes con la que me he encontrado ha sido la extrapolación de un apellido a nombre, con lo que he llegado a tener un nombre compuesto, quedando como Irene Rodríguez y un apellido, Sánchez. En principio algo más lógico, o lo sería si Rodríguez no fuese uno de los apellidos más comunes en España.

Pero entre todos estos intercambios en las posiciones, el más surrealista ha sido la despersonalización de mi nombre, Irene, existente en la mayoría de los idiomas que conforman este gran planeta, con alguna que otra variante, aunque siempre minimal. Dándose el caso de que precisamente en alemán el nombre de Irene existe, tal cual, sin cambios en la escritura, aunque no así en la pronunciación.
Entonces, que conexiones extrañas más allá de la lógica, del conocimiento y del entendimiento humano pudieron crearse en el cerebro de una persona para llegar a la disparatada conclusión de que la respuesta a la ecuación de las tres palabras no podía ser más que mi nombre fuese Sánchez y que poseo dos apellidos, Irene y Rodríguez, obvio, verdad?


Una vez que se enteran de que tienes dos apellidos, a saber Rodríguez y Sánchez. Más un nombre, Irene. Se realiza una última y fatídica conexión en las neuronas teutonas con las que eliminan todo lo sobrante y pasas a ser única y exclusivamente Frau Rodríguez, el resto no importan, solo es paja.
En los ministerios eres Frau Rodríguez.
Para los pacientes eres igualmente Frau Rodríguez y el señor de turno es Herr Müller.
Y por supuesto, para la vecina eres Frau Rodríguez.

Tu nombre carece de sentido y significado pues siempre vas a ser llamado por el apellido, con el correspondiente trato de "usted". Sin importar los años de la otra persona (o de la tuya), a una persona que no conozcas, o si, pero que solo pueda ser considerado un conocido, vas a utilizar siempre las expresiones más formales que conozcas.
Y el hecho de que alguien, tras un milagro imposible de haber sido relacionado, te llame por tu nombre, ese momento tan extraño en el que escuchas "Irene", te sabe a la más pura gloria bajada de los cielos.

Por estas tierras frías, la gente es igual que el clima, siempre hay que mantener las distancias con la otra persona y eso se ve en el trato que le das a tu interlocutor, porque no es lo mismo tratar a alguien de tú que de usted.
Tiene que existir alguna clase de relación entre dos personas para que empiecen a tutearse.

De todas formas, creo que nunca voy a girar la cabeza cuando alguien dice un "Frau Rodríguez", quien es esa?? 

El otro día me preguntaron que reacción causaría en España si a alguien le llamasen solo por su apellido y le dieran un trato formal, como por ejemplo el vecino.
Yo no se vosotros, pero creo que si le llego al vecino, al cual conozco desde hace... no se, quince años? y le digo "Qué tal está hoy Herr González?" me miraría raro, se reiría y se preguntaría que he desayunado hoy.
De hecho creo que esa, la risa, sería la reacción más común que habría en España si empezásemos a llamarnos por nuestro apellido.


Saludos!!

 

23 de enero de 2013

Spider-espalda

Es curiosa la reacción de la gente cuando les digo que soy de España, ya que la mayoría de ellos me sonríen y tratan de decir las cuatro palabras que saben en nuestro idioma, que por lo general suelen ser "hola", "cerrrrveza", "grrracias" y "fiesta".
Llevo ya un par de semanas haciendo prácticas en una clínica y mi jefe tiene la intención de aprender español en algún momento de su vida, así que siempre que tiene la oportunidad me pregunta palabras. Es curioso, pues se supone que la que está allí para aprender alemán soy yo.

Había una palabra que le traía de cabeza, pues siempre la escucha en canciones pero nunca supo su significado.
Y un día, delante de un atlas de anatomía comenzamos a decir el nombre de los diferentes órganos en nuestros respectivos idiomas. Cuando de pronto llegamos de forma casual a la palabra en cuestión.

- Das Herz.
- El corazón.
- ¿Cómo?
- Corazón.
- Esa palabra la llevo escuchando años en las canciones!! dime otra vez como se pronuncia.
- Co-ra-zón
- Co-ga-són?
- Casi, co-ra-zón
- Co-ga-són
- Mmmm, bueno, es medio entendible.

La pronunciación de las erres en alemán tiene su historia, algún día haré una entrada de ello.

Seguimos comprando palabras.

- Der Rücken
- La espalda

Y ahí me miró con cara rara, con una expresión de, te estás quedando conmigo.

- ¿Qué pasa?
- No puede ser, eso es inglés.
- Inglés?? no... eso es español. No me acuerdo como se dice espalda en inglés, pero seguro que eso es español.
- Acabas de decir araña en inglés.
- Que!!??
- Spider, eso has dicho.
- Te estás quedando conmigo. He dicho es-pal-da
- No, eso no es lo que has dicho antes.
- He dicho, espalda.
- Ves! lo has vuelto a decir! spider.
- Mmmmm... no...
- Si, cuando lo dices todo junto no suena igual, además no pronuncias la "s".

Acabáramos!!! aquí el señor alemán ha pillado mi acento manchego!!! eggggggque una no puede decir essspalda, eso queda mu´ raro, es ehpalda, de toda la vida, con la "s" ahpirada. Por favor!!


Un saludo!!


21 de enero de 2013

Rubia o morena?

Cierto es que en Alemania el rubio predomina al moreno y que hay personas que se tiñen el pelo de algún color oscuro, cosa que nunca llegaré a entender, pero está claro que todos queremos lo que no tenemos.
Aunque tampoco os creáis que todos son rubios como los trigos, los niños si, hay algunos que tienen el pelo casi blanco. Pero hay pocos adultos que tengan el pelo, de forma natural rubio - amarillo. Podemos encontrar diferentes tonalidades, algunas más claras que otras, tampoco vamos a poner a decir los diferentes tipos de colores, pero con que os hagáis la idea de que es un abanico muy amplio nos basta para este caso.

Es en las situaciones cotidianas, en pequeños detalles, donde uno puede darse cuenta de que a pesar la no muy lejanía entre España y Alemania hay aspectos en estas dos culturas que las hacen sustancialmente diferentes.

Dejo de darle vueltas a las cosas y me explico.

Estoy con un paciente, una mujer, y que me dice que tengo que pedirle a tu jefa tal cosa. Me quedé con la petición apuntada, pero lamentablemente se me olvidó preguntarle el nombre, aunque sé que empezaba en "B", pero entre Bäcker, Backer, Benner no sabía con cual quedarme, así que no quedó más que hacer una descripción de la susodicha señora.

Bajita, regordita y con el pelo claro.

La jefa repasó mentalmente las pacientes con los nombres que me sonaban pero no daba con ninguna que encajase en tal descripción.
Bien, vayamos con la dolencia.

Dolor de espalda, hemos hecho un masaje...

Sin poco resultado, casi el 90%  de los pacientes vienen con eso.

Como podemos averiguar que señora es...

Ya se! es la que llegó después de Frau Müller, ese apellido si que me lo se!!

Y la respuesta de la jefa es...

- Esa es Frau Bäcker (lo sabía!), pero no tiene el pelo claro! es morena!
- Que va! tampoco vamos a decir que es rubia, pero no tiene el pelo oscuro, para nada!
- Yo soy rubia.
- Eso no te lo discuto, pero yo soy morena y tiene el pelo más claro que el mío.
- Si, pero no podemos decir que tiene el pelo claro.


Y así podemos pasarnos la tarde entera, porque me parece que no vamos a llegar a ningún acuerdo.
La señora no es rubia, pero tampoco es morena, está hay en el medio, más tirando a claro que a oscuro. Pero imagino que en un país donde la gente suele tener el pelo claro, en cuanto te sales de esas tonalidades te encasquetan el moreno...


Un saludo!!


18 de enero de 2013

Psicosis en Stuttgart - Parte I


Hace ya unos meses, cuando estaba inmersa en plena búsqueda de piso di con una señora que alquilaba una habitación. La señora en si era un poco extraña y vivía con dos gatos, se lo comenté a mi amiga china y de ahí salió a la luz una historia curiosa, de esas en las que piensas, seguro que me estás tomando el pelo, algo así no te pude pasar.

- ¿Que tal estaba el piso de hoy?
- Bueno... era una señora más o menos mayor, que vive sola, bueno, sola sola no. Hay dos gatos.
- Uuuuuu. ¡Eso nunca es bueno! Esas señoras siempre esconden un lado oscuro. ¿No te he contado mi convivencia de un mes con la señora de los gatos de Stuttgart?
- No. ¿Estaba más loca que tu actual compañera de piso?
- Mi compañera de piso es un ángel comparada con ella.
- ¿¿De verdad?? Cuenta, cuenta.


Nos remontamos al año 2011, cuando me mudé desde Baviera a Stuttgart, encontré a esta señora de forma provisional, me iba a quedar con ella un mes hasta que consiguiera algo mejor.
Lo primero que hizo nada más llegar no fue darme la mano y presentarse, no. En el momento en el que abrió la puerta y me vio me tendió unas hojas.

- Estas son las normas que debes de acatar mientras que estés en esta casa. Si no te gustan puedes irte cuando quieras - me dijo plantada delante de la puerta sin dejarme entrar - léelas y luego te enseño donde está tu habitación.

- Son seis folios por las dos caras...
- Si. Entiendes lo que pone, ¿verdad?
- Lo entiendo - aunque no sé si me va a gustar esto.

Leí las normas un poco por encima, pero pensaba que se estaba quedando conmigo. Punto por punto estaban explicadas más de sesenta situaciones que no podían darse. Casi todo lo imaginable lo había prohibido, y la gran mayoría eran cosas normales. Pero no conocía a nadie en la ciudad y no tenía  ningún otro sitio al que ir, así que tuve que aceptar.



- ¿Tienes todavía esas hojas? ¡¡Yo quiero verlas!!
- No lo sé. Creo que entre las mudanzas se perdió. Pero aún me acuerdo de algunas cosas.


- En la planta de arriba está tu habitación y aquí esta el baño. ¿Trabajas por la mañana?
- Si.
- Como habrás podido leer en las normas, no puedes pasar más de veinte minutos seguidos dentro del baño. Solo te puedes duchar dos veces a la semana, en la bañera, porque la ducha no se usa.
- ¿Esta rota?
- No, es nueva y si no se usa no se mancha y así no hay que limpiarla.
- Pero... ¿solo dos veces a la semana? ¿¿Y como me voy a duchar en la bañera?? No hay cortinas, se va a mojar todo.
- No, tienes que ducharte de cuclillas, así mira.
Y para mi total y absoluto asombro se metió en la bañera, se agachó hasta ponerse en cuclillas y comenzó a hacer como que se duchaba.
- ¿Ves? si lo haces con cuidado no tienes porque mojar nada - me dijo con una sonrisa desde dentro de la bañera.


- ¿¿¿¡¡De verdad se metió dentro!!??? esa señora está muy loca.
- Te lo prometo.
- ¿Y como era eso de los veinte minutos?
- Si ella estaba en la casa y yo estaba más de veinte minutos en el baño me llamaba para que saliera.
- ¿Pero por qué?
- No lo sé. La verdad es que me daba cosa preguntarle.
- ¿Y solo te duchabas dos veces a la semana?
- No, esperaba a que ella no estuviera para ducharme.
- Y usaste la ducha.
- ¿Estas loca? ¡No! seguro que se daba cuenta.
- ¿¿¡¡Entonces te duchaste de rodillas!??
- Tampoco, me duchaba de pie. Trataba de mojar lo menos posible y luego secaba con una toalla lo que había mojado.
- ¿Y no pasó nada?
- Te cuento.


El primer día me duché como cualquier persona normal lo haría. Tuve cuidado y creo que no mojé demasiado.
Nada más abrir la puerta del baño me la encontré fuera, esperando. En cuanto me vio se metió corriendo y comenzó a inspeccionarlo todo.
- ¡¡No te has duchado agachada!! - me acusó.
- No, pero he secado todo lo que he mojado.
- ¡¡Ooooohhh!! ¡¡Mis pobres muebles!!¡¡ Mis muebles de madera!! ¡Se van a estropear! - se puso a sollozar, se tiró al suelo y con una toalla comenzó a secar como una loca todo lo que no estaba del todo seco - Tienes que ducharte de cuclillas!!



- ¿Y que hiciste?
- Me fui a mi habitación.
- ¿La dejaste ahí?
- Si.
- ¿Y te duchaste de cuclillas?
- No, pero tuve más cuidado y no volvió a decirme nada.
- Que fuerte. ¿Que más cosas te pasaron ahí?
- Pues por ejemplo no podía traer a nadie de visita. Era otra de las cosas que estaba escrita en los seis folios por las dos caras.



Continuará...


Psicosis en Stuttgart - Parte II 
Psicosis en Stuttgart - Parte III 
Psicosis en Stuttgart - Parte IV

Un saludo!!