29 de abril de 2020

MMXVIII. Leyendas olvidadas por Irene Rodríguez

Después de más de dos años escribiendo relatos, he creado cientos de historias diferentes; algunos no tienen una final claro, otros acaban en tragedia, pero todos ellos están escritos con todo mi cariño, aunque muchos de mis personajes no tengan una vida fácil, ¿quién la tiene?

La primera recopilación de relatos la creé a finales del 2018 con las historias que tenía escritas en aquel entonces, 40 en total. El momento de llevar el manuscrito al registro de la propiedad fue bastante especial, me hizo mucha ilusión verlos todos juntos, en forma de libro.

Por diversas razones, la publicación de esa recopilación se tuvo que ir postergando hasta llegar a abril del 2020, pero ¡ya está aquí!

"Dicen que no hay nada mejor para evadirse de la realidad como sumergirse en un libro que le permita a nuestra imaginación echar a volar. 
Esta recopilación de relatos está repleta de historias emocionantes, un sinfín de mundos, tanto ficticios como reales, y unos personajes que tendrán que darlo todo para conseguir sus objetivos. Un niño obsesionado con un poeta, una pelea a muerte contra un dragón, una catástrofe navideña, un gladiador que ansía la libertad, un par de locos con ideas surrealistas... Algunos alcanzarán sus metas; otros, por el contrario, se quedarán en el camino; pero todos y cada uno de ellos tienen una historia que contar y algo que enseñarnos. 
¿Te atreves a conocerlos?"

Como ya he dicho, estos son los relatos que escribí en el año 2018, y de ahí proviene el título de la antología.
Cuando lo tuve acabado aún me faltaba ponerle nombre. Me dejé inspirar por uno de los relatos que más me gustaron "Leyendas olvidadas". Tomé su título, y la época en la que transcurre, como eje central de todo el libro. De ahí el MMXVIII y los gladiadores de la portada.

Esta recopilación se puede conseguir en Amazon tanto en formato electrónico como en papel. Y también lo podéis leer gratis si tenéis Amazon Unlimited. Os dejo el enlace: "MMXVIII. Leyendas olvidadas".
Para adquirirlo si residís fuera de España el enlace es otro: pincha aquí.

Espero que os guste.


A lo largo de estos meses he seguido escribiendo, y es probable que dentro de un tiempo publique una segunda antología con los relatos que escribí en el 2019. Solo espero no demorarme otros dos años...

Mientras tanto, podéis echar un vistazo a mis otros escritos aquí: Irene Rodríguez.


¡Un saludo!



22 de abril de 2020

De izquierdas y derechas

Algunas civilizaciones del pasado comenzaron a asociar la izquierda y la derecha con lo malo y lo bueno. 

Para los egipcios, el sol nacía por el oriente, envejecía hacia el occidente y desaparecía en el reino de los muertos. Aunque no está muy claro que lo relacionasen con derecha, nacimiento, izquierda, muerte.

Algunos creen que esto proviene de la antigua Roma, cuando los augurios venían del cielo y se interpretaban según del lado en el que aparecían. Por ejemplo: Zeus, el denominado «padre de los dioses y los hombres», era el dios del trueno, por eso, cuando en las tormentas aparecían rayos, si estos venían por la derecha era que Zeus estaba contento e iba a favorecer a los hombres, en cambio, si caía por la izquierda… era un mal augurio, y la gente se preparaba para lo peor.

Pero, ¿por qué esta asociación?
Más del 80% de la población utiliza la mano derecha como dominante, y todo aquello que se salga de la regla llama la atención y muchas veces es visto como algo malo.

En la Edad Media se llegó incluso a asociar con el demonio, pues solo algo así de extraño podía ser causado por él, incluso muchos artistas lo llegaron a retratar como zurdo. Cuando el ángel y el demonio se posan en los hombros de una persona, la conciencia buena y la mala, ¿dónde queda el ángel y dónde está el demonio?


Ángel en el hombro derecho, demonio en el izquierdo.


Esta idea se quedó en el idioma y evolucionó con las civilizaciones hasta llegar a nuestros días.

-Ser el ojito derecho de alguien, bueno.
-Empezar con el pie izquierdo, malo.
-Tener mano izquierda, en principio aquí la izquierda sale bien parada, pero se dice que el origen de esta frase viene porque alguien era tan bueno en algo, que hasta podía hacerlo con la izquierda. Así que, de nuevo, menosprecio para ese lado.


En alemán también hay muchas frases parecidas.

Derecha:

-Nach dem Rechten sehen. Significa asegurarse de que todo esté bien.
-Es wird Recht gesprochen. Hacer justicia.
-Ich habe Recht. Tener razón.
-Gerecht. Ser justo.
No solo utilizan la palabra «derecha» como algo bueno, sino que en algunos casos toma el significado de justicia, lo que está bien.

-Ich gehe auf dem rechten Pfad. Ir por el buen camino (el derecho, claro).

Por otro lado.

Izquierda:

-Links liegen lassen. No prestar atención a alguien porque estamos molestos con esa persona, así que la dejamos a la izquierda, donde no tiene valor.
-Linken. Engañar, tomar el pelo.
-Linkisch. Inútil, incómodo.

No solo utilizan este lado para algo malo, sino que lo convierten en adjetivo, y hasta en un verbo, con un significado negativo.

-Zwei linke Hände haben. Patoso, torpe, poco habilidoso. Literalmente, tener dos manos izquierdas… según esta frase, y su significado, no puede haber nada peor.


14 de abril de 2020

Coburg


Coburg, Coburgo en español, es una ciudad del estado federado de Baviera, en una región de Alemania denominada Alta Franconia. Tiene unos 42.000 habitantes y se encuentra en la orilla del río Itz, un afluente del Meno, que desemboca en el Rin. Está a unos 280 kilómetros de Múnich y a 380
de la capital del país.

Los primeros documentos en los que aparece esta ciudad datan del siglo XI, bajo el nombre de Koburk. Se cree que muchas rutas comerciales que unían Europa durante la Edad Media pasaban por aquí, y esto fue lo que la hizo crecer, hasta que en el año 1217 se le dio el título de ciudad.

Los primeros gobernantes fueron la familia de la casa de Andechs. Tras ellos llegaron los Henneberg, y después Federico III, el Estricto, de la casa de Wettin. A la cual pertenecían todos los territorios colindantes. Durante años, el estandarte de la ciudad fue cambiando según la casa que gobernase, pero en el siglo XV surgió en la ciudad una profunda veneración hacia san Mauricio, un santo cristiano nacido en la antigua Tebas, Egipto, que fue el comandante de la legendaria Legión Tebana. Se cree que no tenía una apariencia como los nativos de África. Sin embargo, los artistas de la época siempre lo retrataban de esa manera. Este santo se convirtió en el patrón de la ciudad, y su imagen se utilizó como el emblema local, aunque en el resto de localidades se siguiese utilizando el escudo de armas de la casa de Wettin.

En el siglo XVII pasó a ser la capital del ducado de Sajonia-Coburgo, y durante el reinado de Juan Casimiro de Sajonia-Coburgo se llevó a cabo la mayor caza de brujas de su historia, se cree que solo en esa ciudad hubo más de 200 juicios, aunque no todos acabaron en muertes.

La región se vio metida de lleno en la Guerra de los Treinta Años, y cuando el conflicto acabó, la mitad de la ciudad y de su población había perecido.

A finales del año 1919 por un referéndum popular se decidió por mayoría absoluta que la ciudad no se uniese al estado de Thüringen, Turingia, y al año siguiente se anexionó al que actualmente pertenece, Bayern, Baviera.

En 1922 Hitler llegó a Coburg con 650 partidarios más, y durante unas semana la ciudad se convirtió en un campo de batalla entre estos y los contra demostrantes de la izquierda. Hitler describió este acontecimiento en su libro “Mein Kampf” como uno de los puntos clave de su movimiento. Durante los años siguientes la ciudad fue evolucionando en esa dirección, hasta convertirse en una de las poblaciones más importantes del nacionalsocialismo. Llegó a hacerse tan famosa, que en inglés se la llamó “The first Nazi town”. El 23 de junio de 1929 Franz Schwede llegó al poder, un miembro del partido nazi, con casi un 50% de los votos. Y con este hecho, Coburg se convirtió en la primera ciudad en tener un alcalde nacionalsocialista.

A pesar de la fama y lo importante que era para el partido, Coburg pasó a la Segunda Guerra Mundial sin demasiados destrozos o bombardeos.

Tras la división de Alemania, Thüringen pasó a formar parte de la zona soviética, Bayern de la estadounidense, y Coburg, así como todo su distrito, quedó en la llamada Zonenrandgebiet, la frontera entre las dos Alemanias.



La estación central se encuentra a poco más de 5 minutos andando del centro histórico, atravesando el río Itz.


Marktplatz – Plaza del mercado

Es la plaza central de la ciudad. Tiene una estructura cuadrada y en el centro hay dos fuentes del siglo XVII y una estatua del año 1865 del príncipe Alberto, el que fue el consorte de la reina Victoria de Inglaterra.


Los edificios de la plaza fueron construidos entre los siglos XVI y XVIII. Los más importantes son:

El Rathaus, el ayuntamiento, que se encuentra en el lado sur de la plaza. Es un edificio de arquitectura renacentista de finales del siglo XVI. Aunque la fachada es rococó, y data del año 1750.


El palacio Stadthaus, en el lado norte, es otro de los edificios más importantes de esta plaza. Se construyó en el siglo XVI.


9 de abril de 2020

Eckbert el Rubio - Ludwig Tieck

Este cuento fue escrito por Ludwig Tieck en el año 1796. Pertenece a una época denominada romanticismo alemán y en la actualidad se puede encontrar en diferentes recopilaciones de cuentos de este autor o con otros contemporáneos a él. 

En esta historia se nos cuenta una parte de la vida de Eckbert, un caballero alemán de la región de Harz, en el centro de Alemania, y el pasado de Bertha, su mujer, que tuvo una infancia y adolescencia muy especiales.

Es un cuento con una ambientación muy fantástica y hasta un poco onírica. Es bastante largo, pero la historia engancha desde el principio. Der blonde Eckbert en alemán.



Eckbert el Rubio 

En una comarca del Harz vivía un caballero al que solían llamar, simplemente, Eckbert el Rubio. Tenía unos cuarenta años, era de estatura media y sus cabellos, de un color rubio claro y muy lisos, le caían pegados al pálido rostro. Vivía en tranquilidad él solo, y nunca se involucraba en las peleas de sus vecinos. Tampoco se le solía ver fuera de las murallas de su pequeño castillo. A su esposa le gustaba la soledad tanto como a él, y los dos parecían quererse con todo su corazón. De lo único de lo que se lamentaban era de que el cielo no hubiese bendecido su matrimonio con hijos.

Eckbert tenía visitas muy pocas veces, y cuando esto sucedía, no cambia casi nada sus rutinas diarias. La templanza vivía allí, y la austeridad parecía ordenarlo todo. Eckbert estaba alegre y dicharachero. Tan solo se podía apreciar en él una cierta reserva y una silenciosa melancolía cuando no había nadie a su alrededor.

Nadie iba tan a menudo al castillo como Philipp Walther, un hombre con el que Eckbert había conectado, pues tenía una manera de pensar muy similar a la suya. En realidad vivía en Franconia, pero solía pasar más de la mitad del año en los alrededores del castillo de Eckbert recolectando hierbas y piedras que luego clasificaba y estudiaba. Tenía un pequeño patrimonio con el que podía vivir, y no era dependiente de nadie. Eckbert solía acompañarlo en sus solitarios paseos y con los años fue surgiendo entre ellos una íntima amistad.

Hay veces en las que uno se acongoja cuando tiene que guardar un secreto a un amigo; un secreto que hasta ese momento ocultó con ahínco. En esos momentos el alma siente la irresistible necesidad de abrirse por completo y confesar hasta lo más íntimo, para que así la amistad se estreche más aún. En esos instantes las delicadas almas se conocen una a la otra, y a veces también sucede que uno se asusta al conocer al otro.

Era ya otoño, en una tarde de niebla, cuando Eckbert, su amigo y su propia esposa, Bertha, estaban sentados frente a la chimenea. Las llamas arrojaban un claro resplandor por toda la estancia y jugaban en el techo. La noche entraba a través de las ventanas con toda su negrura y los árboles del exterior se estremecían por el frío húmedo. Walther se quejaba del largo camino de regreso que tenía por delante y Eckbert le invitó a quedarse con él, pasar la mitad de la noche con charlas familiares y dormir en un aposento de la casa hasta la mañana siguiente. Walther aceptó la propuesta, entonces el vino y la cena fueron servidas, el fuego de la chimenea fue avivado y la conversación entre los amigos fluyó con alegría y confianza.

Cuando la cena fue recogida y los criados se retiraron, Eckbert tomó la mano de Walther.

—Amigo, deberíais dejar que mi esposa os contase la historia de su juventud, es bastante extraña.

—Encantado —contestó Walther y volvieron a sentarse frente a la chimenea.

Acababa de llegar la medianoche, la luna aparecía y desaparecía entre las nubes.

—No me tengáis por impertinente —comenzó a decir Bertha—, mi esposo dice que pensáis con tanta nobleza que sería injusto con vos esconderos algo. Tan solo, no toméis mi historia como un cuento, por muy extraño que parezca.

»Nací en un pueblo dentro de una pobre familia. Mi padre era pastor y la despensa de la casa no estaba demasiado bien surtida; muchas veces mis padres no tenían ni idea de dónde sacarían el pan. Pero lo que más me afligía era que a causa de esa pobreza mis padres discutían muy a menudo y se lanzaban el uno al otro amargos reproches. Si no, les oía constantemente hablar de mí, que si era una niña muy simple y tonta; que no sabía hacer ni las cosas más básicas. Realmente yo era muy torpe y poco habilidosa. Todo se me caía de las manos y no aprendí ni a coser ni a hilar. No sabía ayudar en ninguna tarea doméstica y entendía bien los problemas que mis padres tenían. Me solía sentar en un rincón y me imaginaba cómo podría ayudarlos si, de pronto, me hiciese rica; cómo los cubriría de oro y plata y lo que disfrutaría al ver su sorpresa. Entonces veía a unos espíritus venir hacia mí, me entregaban todo tipo de tesoros o me daban pequeños guijarros que se convertían en piedras preciosas. Me quedaba tan sumida en estas fantasías que cuando tenía que levantarme para ayudar o llevar algo, estaba mucho más torpe que antes, pues mi cabeza estaba llena de aquellas extravagantes ideas.

»Mi padre siempre estaba irritado conmigo por ser una carga tan inútil. Me solía tratar bastante mal y pocas veces recibí una palabra amable de él. Tenía unos ocho años cuando se tomó serias medidas para que hiciese o aprendiese algo. Pensaba que no hacía nada por pura terquedad y vaguería, que prefería pasar los días holgazaneando. Cansado, me lanzó las más horribles amenazas, pero como ni estas surtieron efecto, me azotó sin compasión, y me dijo que ese castigo sería diario, pues yo era una criatura inútil.

»Pasé toda la noche llorando amargamente. Me sentía tan abandonada, me daba tanta pena de mí misma, que tan solo deseaba morir. Temía el amanecer, no sabía qué podía hacer. Deseé tener todas las habilidades posibles y no podía entender porqué era la más inútil de todos los niños que conocía. Estaba al borde de la desesperación.

»Al despuntar el alba me levanté y casi sin darme cuenta abrí la puerta de nuestra pequeña cabaña. Estaba de pie, en mitad del campo, y un poco más tarde me encontraba en medio de un bosque en el que apenas entraba la luz del día. Caminé hacia delante y sin mirar atrás. No me sentía cansada, pues pensaba que mi padre me alcanzaría y, furioso porque me había escapado, me trataría con mayor crueldad que antes.

2 de abril de 2020

Kurzarbeit y Kurzarbeitergeld

Por todo el caos y las crisis que está generando la pandemia del coronavirus, muchas empresas están solicitando para sus trabajadores un estado llamado Kurzarbeit. Esta opción lleva en vigor muchos años, pero en los últimos días el gobierno alemán ha realizado varios cambios.

Antes de nada, ¿qué es esto del Kurzarbeit?

Es un estado puntual en el que los empleados trabajan menos horas a lo que está estipulado en sus contratos, ya sea porque existe una recesión económica, o como en este caso, por una crisis sanitaria.

Desde el momento en el que haya una reducción del trabajo de un 10%, el empleador puede solicitar a la Bundesagentur für Arbeit (BA), este estado para sus trabajadores, todos, o solo algunos de ellos.


Esto significa que aquellos que se vean afectados recibirán, aproximadamente, pues va en función de la clase fiscal, un 60% del netto de su salario de las horas de menos que trabajen, en el caso de que tengan hijos un 67%. Y a esto se le llama Kurzarbeitergeld. Es decir, si en nuestro contrato está estipulado que trabajamos 40 horas a la semana, pero solo hacemos 36 horas, que es el mínimo para solicitarlo, las 36 horas las cobraremos normales y las otras 4 las recibiremos como un 60% del netto de lo que ganemos por hora.

En el caso de que se llegue a un Kurzarbeit del 100%, no trabajamos nada, entonces todo el salario se verá reducido al 60% de lo que ganamos en netto, 67% para aquellos con hijos viviendo en casa.

Os dejo un enlace del Bundesagentur für Arbeit con una tabla donde podéis mirar en lo que quedaría vuestro salario. Tabelle zur Berechnung des Kurzarbeitergeldes 2020

El Kurzarbeitergeld está exento de impuestos, ya que se calcula con nuestro netto, con lo que, de alguna manera, los impuestos ya los hemos pagado.

Si nos ponemos enfermos durante este periodo y no podamos trabajar, se mantendrá el salario con el Kurzarbeitergeld durante las primeras 6 semanas, después será la aseguradora médica del trabajador la que nos pague mediante el Krankengeld.

El tiempo que se puede recibir el Kurzarbeitergeld es de 12 meses, pero el gobierno puede ampliarlo hasta 2 años si la situación así lo requiere.

El empleador es el que tiene que solicitar el Kurzarbeit, y está obligado a intentar reducir los costes haciendo que sus empleados se tomen las vacaciones del año anterior que no han utilizado, así como descontar del trabajo todas las horas extra acumuladas. Es decir, solo se podrá entrar en el Kurzarbeit cuando las vacaciones del año anterior y las horas extra se encuentren a 0. En el caso de que hayamos pedido vacaciones antes de que el Kurzarbeit se pusiese en marcha, y estas hayan sido ya aprobadas, el empleador está en su derecho de no devolverlas. 


Por otra parte, no todo el mundo puede solicitar este Kurzarbeit, los Azubis y aquellos que tengan contratos de menos de 450€ al mes no podrán beneficiarse del Kurzarbeitergeld, pues están exentos de pagar el Sozialversicherungspflicht (que imagino que será de donde sale el dinero para pagar a los trabajadores).

Como medida para reducir costes en las empresas, los despidos durante el Kurzarbeit están permitidos, y si eso ocurre, el trabajador dejará de recibir el Kurzarbeitergeld y tendrá que darse de alta en la bolsa de trabajo.

Durante el periodo de Kurzarbeit se puede optar por conseguir un trabajo suplementario, y este, siempre que se haya comenzado después de que se instaurase el Kurzarbeit, tendrá beneficios fiscales. Aunque en el caso de que el Kurzarbeitergeld no sea suficiente para mantenerse, se puede solicitar la ayuda del Hartz IV.


Esto es un pequeño resumen de todo lo que implica este Kurzarbeit, pero os dejo los enlaces a las tres páginas de las cuales he sacado la información por si queréis leerlo con más detalle, eso sí, están en alemán.

Kurzarbeitergeld – Arbeitsagentur.
Corona und Kurzarbeit – Deutscher Gewerkschaftsbund.
So funktioniert Kurzarbeit – igmetall.

Espero que os haya servido de ayuda, y ojalá no os afecte mucho esta crisis que estamos pasando.

Mucho ánimo para todos.

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Si quieres informarte más sobre Alemania, como es la vida en este país o que es lo que se necesita para emigrar aquí pincha en este enlace: Emigrar a Alemania, seguro que encuentras algo que te pueda interesar.

¡Un saludo!