El dueño era un apasionado de los discos antiguos, los vinilos, las bandas sonoras de cine y los gatos. Eso era lo que vendía en su tienda, menos gatos, y eso era lo que él buscaba.
Al abrir la puerta el familiar olor inundó su nariz. Era una mezcla de canela, vainilla e incienso. A algunos podría parecerle demasiado empalagoso, pero a él le tranquilizaba, le hacía sentirse en casa.
Como todos los días, el dueño se encontraba detrás del mostrador. Tenía unos auriculares en las orejas y escuchaba algo con los ojos cerrados.
No se dio cuenta de la llegada del hombre hasta que el felino, que dormitaba en su regazo, saltó al verlo.
—Esta mañana ha llegado algo que te encantará —le dijo abriendo los ojos.
El gato se había acercado hasta el hombre y se rozó contra su pierna pidiendo atención.
—¿Está en la sección del fondo? —preguntó. Se agachó y acarició la cabeza del animal.
—Como todo lo bueno por descubrir —respondió el dueño colocándose de nuevo los auriculares.
La distribución de la tienda era bastante peculiar, pero la sección del fondo era especial. No tenía un orden fijo. Al dueño le encantaba meter obras maestras, versiones únicas y ediciones limitadas entre el resto de discos. Decía que ahí era donde residía el placer de la búsqueda. Había que ser perseverante y no rendirse nunca, pues uno nunca sabía cuándo iba a aparecer ese disco que llevábamos años buscando o aquel otro que nos cambiaría la vida.
El hombre dejó al gato en el mostrador y se dirigió hacia allí. El dueño podría haberle apartado el disco y dárselo al llegar, pero al hombre le gustaba la intriga y le emocionaba el reto de descubrirlo por sí mismo. No sabía qué era lo que buscaba, pero estaba seguro de que lo sabría cuando lo encontrase.
Empezó a buscar por el medio y luego continuó hacia la derecha. Siempre lo hacía así.
Sacó discos y vinilos al azar: primeras versiones, clásicos de los 80, grupos mundialmente famosos y otros completamente desconocidos. Algunas portadas llamaron su atención, como la de ese grupo de nombre impronunciable o esa otra con la cara de una bruja de enigmática sonrisa.
Pasó varias horas perdido en aquel mundo. Disfrutó de cada uno de los nuevos descubrimientos y apartó un par de discos para llevarse a su casa. No tenía mucho espacio, pero siempre había hueco para uno o dos discos más. Casi se había olvidado de las palabras del dueño cuando lo encontró.
La portada era igual a como la recordaba: negra con las letras plateadas envueltas en unas sencillas filigranas. Nunca le gustó esa carátula, se lo dijo millones de veces, pero jamás le hizo caso.
Tomó el disco con manos temblorosas y le dio la vuelta. Repasó la lista de canciones y sonrió al leer los títulos. Se acordaba de todas ellas y recordaba perfectamente el momento en el que fueron terminadas. Le encantaba su sonrisa de satisfacción cuando las acababa, se había enamorado por ellas.
Abrió el disco y cuando vio la contraportada comenzó a sudar.
Encima de las impresiones de la discográfica había algo escrito a mano. Era su letra, reconocería esas eses en cualquier parte.
—No sabes la emoción que he sentido al enterarme de que aún me buscas —comenzó a leer en voz baja. —Irme fue un error, el mayor de todos los que he cometido y espero que puedas perdonarme.
Cerró la tapa con lentitud y una pequeña lágrima cayó sobre el plástico.
Se giró para preguntarle al dueño que dónde había encontrado el disco, pero lo que vio le dejó paralizado.
Habían pasado muchos años y el tiempo lo había cambiado. Sin embargo detrás de las pequeñas arrugas de sus ojos y de las canas que poblaban su cabeza descubrió ese rostro que tanto amó y que tanto había echado de menos.
Lo miraba con miedo sin saber si acercarse o no.
—Perdóname por todo lo que te hice pasar.
Cuando escuchó esa voz que llevaba tanto tiempo deseando volver a oír, se lanzó sobre él y lo atrapó entre sus brazos.
—Solo si me prometes que nunca te volverás a ir.
—Jamás.
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Este relato participó en el ejercicio de escritura de marzo del 2018 del blog Literautas.
Las premisas eran: Que el relato tenga lugar en una tienda de discos y que aparezcan en el texto las palabras gato, bruja y cine.
¿Qué os parece? ¿Quién os imagináis que es esa última persona?
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Si quieres leer más textos originales escritos por la autora de este blog, en este enlace los puedes encontrar todos.
¡Un saludo!
El relato me ha encantado, pero sobre todo tu blog, al que he llegado desde otro que lo mencionaba. Enhorabuena y sigue escribiendo mucho, me pasaré de vez en cuando!!!
ResponderEliminarBuenas, Corbatas Frikis (me encanta tu nombre de usuario). Me alegro de que te haya gustado el relato y el blog.
EliminarYo seguiré escribiendo, espero verte de vez en cuando.
¡Un saludo!
Hola, te agradezco te tomaras el tiempo de leer mi relato y por tu comentario. Este relato me ha gustado muchisimo. Las descripciones y el ritmo me parecen muy buenas y hacen la lectura fluida. No se si me equivoco pero creo que esa persona era un familiar del hombre, creo que podria ser el padre. Espero estar en lo correcto.��
ResponderEliminarBuenas, Wanda. Me ha sorprendido que todo el mundo haya pensado que eran padre e hijo. No sé la razón, ¿quizás porque pone que el hombre tenía canas? Pero anteriormente se dice que estaba enamorado de él. No sé. Mi idea es que eran pareja.
EliminarGracias por comentar.
¡Un saludo!
Hola.
ResponderEliminarGran historia, me encantó. Yo también creo que el dueño de la tienda es el padre. Me costó algo de trabajo entenderlo, lo leí tres veces. En mi opinión, la frase del cuarto renglón, «Eso era lo que vendía en su tienda, menos gatos, y eso era lo que él buscaba.» Es algo confusa, por el tema del gato, que ocasionó que me perdiera un poco en la historia al principio. Casi al final, también me confundí en la parte donde lee el texto del disco, pues lo escribes a manera de dialogo.
Por último, te diría que a mi gusto, le dedicaría unos renglones extras a describir más a detalle el final. Si el lector entiende bien la historia, en ese momento puedes lograr, con más palabras, terminar de tocarle los sentidos y quizás, sacarle a más de alguno, una lagrimita.
Sería genial saber tu nombre, no supe a quien dirigir el saludo. Mi relato es el número catorce, “En la penumbra”, sería buenísimo si le echaras un vistazo. Esta largo, así que perdón si te quito mucho tiempo.
Un abrazo.
Buenas, Eduardo. La frase del gato está dando muchos problemas... Tendré que echarle un buen vistazo.
EliminarY la persona del final también está siendo interpretada de formas muy diferentes. Mi idea no era que fuese el hombre de la tienda, el dueño. En mi cabeza no vuelve a salir. Para mí aparece otro hombre, pero no es su padre o su hijo, sino su antigua pareja. Unas frases antes dice que se enamoró de la persona que escribió esas canciones.
¡Un saludo!
Hola Alemania entre bastidores, Realmente impresionante la atmósfera de misterio que has ha ido generando en tu relato. Lectura ágil, fluida y con un desenlace inesperado e intrigante. Engancha al lector. ¿Forma parte de un trabajo mas extenso? A mi entender, la tercera persona que aparece en escena, podría ser el hijo. Ya me dirás. Me encanta como escribes, nos seguiremos leyendo.
ResponderEliminarBuenas, Féli.
EliminarMe alegro de que te gustara el relato.
No pertenece a ninguna otra historia, es tan solo esto.
Mi idea no es que fuese el hijo, sino su antigua pareja.
¡Un saludo!
Hola Irene
ResponderEliminarTu relato es una historia sensible, si tuve que leerlo un par de veces para entenderlo, aún así me parece que el visitante es el hijo del dueño, que regresa, se reconocen y el padre le pide perdón ¿es así?
Mejorables:
En el primer párrafo tienes 4 palabras terminadas en "aba" que a los oídos producen una rima, tal vez variar alguna de ellas.
Lo que lee en vos baja, según interpreto en la siguiente link de literautas (leer también los comentarios)/, cuando el personaje piensa no hay que comenzar con guión https://www.literautas.com/es/blog/post-11231/como-senalar-cuando-piensa-un-personaje/, luego lo que sigue —comenzó a leer en voz baja—, debe ir entre guiones, es lo mismo como si fuera entre paréntesis, después poner el punto.
Gracias por tu visita y comentario a mi relato https://aprendiz-literatura.blogspot.com/2018/03/el-anhelo-de-un-vendedor-de-discos.html
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Buenas, Yoli.
EliminarGracias por los comentarios. El primer párrafo no me dio la sensación que dices, pero lo miraré.
No sabía cómo escribir lo que lee en voz baja, le echaré un vistazo al enlace.
Mi idea no es que fuesen padre e hijo, como todos han pensado. Sino pareja. Anteriormente dice que se enamoró de él. No sé, voy a tener que mirarlo.
¡Un saludo!
Hola, primero darte las gracias por tus comentarios sobre mi relato. Y después, comentarte brevemente el tuyo: todo un descubrimiento, bien escrito, bien llevado el ritmo hasta el desenlace final, y un final abierto a la interpretación del lector. Un placer leerte y descubrirte.
ResponderEliminarBuenas, José M.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato.
¡Un saludo!
Ah, y excelente blog; me lo apunto para seguirlo.
ResponderEliminarGracias, Irene.
Hola Irene:
ResponderEliminarMe gusta tu historia, aunque al principio confieso que me costo diferenciar entre el dueño de la disquería y el personaje principal. Pienso que podrías darle otra forma a la introducción en los 2 o 3 primeros párrafos. Igual que Wanda, creo que el último personaje es el padre. Continuaremos con las lecturas.
Buenas, Maurice.
EliminarAl principio es posible que se haga un poco confuso, ya que los dos son hombres. Sí.
No pensaba que todo el mundo iba a creer que eran padre e hijo. Lo escribí con la idea de que era su antigua pareja. Unas líneas antes dice que se enamoró de esa persona.
¡Un saludo!
Hola, Irene, soy Manderley.
ResponderEliminarSi tuviera que definir tu relato con una palabra diría "equilibrio". Todo es proporcionado, incluso visualmente. Se lee bien.
Y lo que más me ha gustado (y sorprendido) es esa frase en la que dices que un disco nos puede cambiar la vida.
En la frase: "Se giró para preguntarle al dueño que dónde había encontrado el disco..." yo eliminaría el pronombre relativo (que).
Saludos.
Buenas, Manderley.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Gracias por leerlo y comentarlo.
¡Un saludo!
¡Qué bonito y tierno, Irene! Me ha encantado :)
ResponderEliminarBuenas, Luna.
EliminarMe alegro de que te gustase. Gracias por pasarte a leerlo y comentarlo.
¡Un saludo!
¡Hola Irene!
ResponderEliminar¡Que belle historia! Nostalgica por todas partes,ese sentimento de los recuerdos por ese disco creado, en tiempos de cuando fue músico y al mismo tiempo que por esa razón se alejó de su hijo, donde la ironía de la vida hacen que ese mismo disco sea la fuente que los une nuevamente.
Un mejorable que yo veo es la parte donde dice "menos gatos" Suena a que hay menos gatos y no a qué no se venden gatos, una coma entre menos y gatos, seria mejor.
Buenas, César.
EliminarLa frase de los gatos está siendo muy problemática.
Sobre la persona que llega, mi idea era que fuese su antigua pareja. No padre e hijo.
¡Un saludo!
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarOs agradezco mucho que os hayáis tomado el tiempo de leer mi historia y comentarla.
La frase del principio de los gatos sabía que era extraña.
Me ha sorprendido que todos hayáis pensado que eran padre e hijo, cuando mi idea era que fuese su antigua pareja.
¿Qué es lo que os ha hecho pensar eso? Se describe al hombre que llega con el pelo canoso, pero anteriormente dice que se había enamorado de la persona que escribió las canciones.
De nuevo, muchas gracias a todos por leerme y por vuestros comentarios.
¡Un saludo!
Autor: Jose Luis
ResponderEliminarComentario:
Hola Irene R
(o alemania entre bastidores)
Este mensaje es para ti, por tu texto titulado "Canela, vainilla e incienso"
Repito lo que dije antes: no he sido capaz de poner mensajes, ni siquiera como anónimo, en ninguna parte, porque el puñetero sistema cree que soy un robot. (Por cierto, ahí dejo una idea para un relato)
Irene, tu cuento me ha gustado bastante, y me ha hecho pensar por el final tan abierto que has dejado. Creo que narras bien, nos haces ir por el camino correcto, pero en mi opinión se podría haber entrado en el meollo del relato un poco antes, porque se acaba haciendo un poco largo, y se nota más por el final abierto y sin resolver, que te deja una sensación un poco amarga.
Un saludo
Buenas, Jose Luis.
EliminarGracias por tomarte el tiempo de leerlo y de escribirme tu opinión.
La verdad es que cuando lo escribí no pensé que fuese un final abierto. En mi cabeza estaba perfectamente claro lo que quería escribir, pero parece que no conseguí plasmarlo del todo.
¡Un saludo!
Hola, he leido tu relato con mucho interés, esa magia que transmite la busqueda es muy importante para el lector pues participa en ella como el propio protagonista.
ResponderEliminarYo creo afirmar que es un antiguo amante y me parece que del mismo sexo (una pareja que debio romper por causas que desconocemos) y vuelven a reencontrarse de una forma especial y muy imaginativa.
Enhorabuena por un relato tan creativo. Además me ha encantado tu blog, estos alemanes son muy raritos jajaja. Bueno, todos los somos en nuestras naciones con nuestras costumbres y manias personales.
Agradecido por los comentarios a mi texto. Ha sido un placer leerte y un saludo.
Buenas, Leosinprisa.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro de que haya alguien que haya entendido lo que quise escribir, es un alivio.
No estaba muy segura de comenzar a poner los relatos en el blog, pues no tiene nada que ver con escritura, pero es mi rinconcito en internet y tanto Alemania como escribir forman parte de mí.
¡Un saludo!
Saludos, Alemania-Irene:
ResponderEliminarLeyendo tu relato y los comentarios, me ha dado mucha gracia que todos hemos concluído que el es hijo pródigo y su padre. Eso significa, amiga, que algo faltó. Porque los padres, también aman...
En fín, que comparto las mejoras que se te han señalado, y las vivas que has recibido. Y como todo el mundo dice: padre e hijos... hazlos ¡¡¡padre e hijo!!! jajajaja. Eso me hace recordar, los cambios obligados que muchos directores de cine han hecho con sus películas y lo mismo los autores de libros... a la audiencia, lo que pide.
Disfrutable y bonito. ¡Nos leemos!
Buenas, K.Marce.
EliminarSí, algo me falló en la escritura. Cuando lo escribí lo tenía muy claro, no pensé que pudiese haber lugar a confusión. De todas formas, aunque lo pida la audiencia, para mí van a seguir siendo antiguos amantes.
Muchas gracias por leerme y por tomarte el tiempo de escribir un comentario.
¡Un saludo!
Buenos días IreneR.: Me ha gustado mucho tu relato porque lo has narrado muy bien: el ambiente de la tienda, los personajes, el juego entre ellos, el amor a la música. En fin todo está estupendamente.
ResponderEliminarDesde el principio supe que era una antigua pareja suya porque dices:
"Habían pasado muchos años y el tiempo lo había cambiado" Por el –lo-, solo puede ser un hombre. Había tanto amor, tantas lágrimas, tantos suspiros, que solo podías estar hablando de un enamorado.
Sólo he tenido un tropiezo en la comprensión del texto. Hay una frase que me confundió:
"Era su letra, reconocería esas eses en cualquier parte" Pensé que era la letra del protagonista. ¿Podrías cambiar la frase por una como esta?:
"No había olvidado su letra, reconocería esas eses en cualquier parte"
No sé si se entiende mejor la idea de que no es su letra sino la de otra persona.
Enhorabuena por este relato tan logrado, un saludo, Menta
Buenas, Menta.
EliminarMe alegro de que hayas entendido lo que quise escribir, parece que al final no lo hice tan mal.
No me había parado a pensar en lo de la letra, de hecho he tenido que leer el relato entero para entender lo que querías decir. Lo miraré más detenidamente.
Muchas gracias por leerlo y tomarte el tiempo de escribirme tus impresiones.
¡Un saludo!