En la entrada anterior, la Edad de Piedra, dejamos al hombre
"europeo" en plena evolución. Ya había descubierto el fuego, tenía
unos conocimientos sobre el tallado y manipulación de la piedra bastante altos
y la rueda ya había sido inventada. Había comenzado con la agricultura y la
ganadería y se empezaban a formar las primeras agrupaciones numerosas.
Al principio los historiadores no hablan de civilizaciones,
sino de culturas. En cada época de la historia hubo una cultura diferente que
se fue extendiendo por todo el continente europeo relevándose unas a otras.
Una de las más conocidas es la cultura Magdaleniense, ¿os suenan las cuevas de Altamira? Pues
pertenecen a esta cultura.
Podríamos irnos muy hacia
atrás, y seguir cada cultura hasta su
predecesora, llegando así a la que se
supone es la primera cultura de la humanidad, la cultura Olduvayense
(Oldowan-Kultur). Que vivió en el continente africano durante el
2 630 000 al 1 000 000 a. C. Pero esto se sale mucho de nuestro tema, que es la
historia alemana.
Así que volviendo a donde lo
dejamos en la entrada anterior, el final de la Edad de Piedra, seguimos avanzando
en el tiempo entrando en la Edad de los Metales.
En este siguiente
periodo de la historia, el hombre descubre que puede manipular los metales para
hacer materiales más resistentes, primero con el cobre, luego con el bronce y
por último el hierro. Este proceso duró mucho tiempo y durante todos estos años
el hombre crea el cuarto gran invento en su evolución, el arado.
Dada la situación de
Alemania, justo en el centro de Europa, siempre que retrocedamos en el tiempo
encontraremos una cultura que ocupaba parte de lo que es actualmente el país. Pero para comenzar en algún lado nos vamos a
quedar en el año 2000 a.C. cuando la cultura Únětice (Aunjetitzer
Kultur) estaba asentada en los territorios que van desde el río Rin al río Dniéper,
es decir, lo que sería actualmente Europa del norte y del centro.
Se estima que vivieron desde el 2000 a.C. al 1550 a.C. y su
nombre proviene del yacimiento de Únětice, situado en la República Checa. No se
sabe mucho de ellos, tan solo que eran unos maestros en el arte de la
metalurgia y que ya tenían una sociedad bien jerarquizada. Enterraban a sus muertos
de manera individual y con bastantes ajuares, dependiendo de las posesiones en
vida.
La cultura de los túmulos fue su sucesora,
Hügelgräberkultur. Existieron desde el 1600 a.C. hasta el 1200 a.C. y ocuparon
una parte del territorio de sus antecesores, la República Checa, el centro y el sur de Alemania y
el oeste de Polonia.
El curioso nombre de esta
cultura viene del modo que tenían de enterrar a sus muertos, de forma
individual debajo de pequeñas montañas de tierra, túmulos.
Alrededor del 1300 a.C. este grupo comenzó a dividirse y de
aquí salió la siguiente cultura, la cultura de
los campos de urnas, Urnenfelderkultur.
Esta cultura estaba
caracterizada por el desarrollo de un nuevo rito funerario, que consistía en
incinerar el cadáver y depositar las cenizas en unas urnas de cerámicas que
luego serían enterradas.
Fue una cultura muy prospera,
su territorio era muy extenso, en su máximo apogeo llegaron a asentarse desde la
frontera del Danubio, mar Báltico y mar del Norte, hasta el nordeste de la
Península Ibérica. Aunque muchos arqueólogos niegan que haya sido una cultura
como tal, sino que más bien fue una moda que se extendió por todo el
continente. Pero fuese lo que fuese, los restos encontrados de esta época
muestran que el hombre de esta época consiguió un manejo en la manipulación del
bronce excepcional al igual que con la cerámica.
Ésta forma de enterrar a los muertos se mantuvo hasta el 700
a.C. y se solapa con la cultura sucesora, la cultura de
Hallstatt.
Nos encontramos en un punto de transición, a finales de la
edad de Bronce, cuando el hombre poco a poco comienza a descubrir como
manipular el hierro y descubre el poder de la sal.
En un pequeño asentamiento ubicado en los Alpes, en lo que
es la actual Hallstatt (Austria), empieza a desarrollarse un pueblo con mucho
potencial. Pertenecían a la cultura de los
campos de urnas pero tuvieron mucho contacto con otras culturas provenientes
del norte de Italia. Todas estas influencias les hicieron ir poco a poco
evolucionando hasta llegar a formar la anteriormente mencionada cultura
de Hallstatt, Hallstattkultur.
Ocuparon una buena parte del centro de Europa desde el 700
a.C. hasta el 450 a. C. y en una parte de su territorio se desarrolló la
cultura sucesora, la cultura de La Tène. Este nombre proviene del
yacimiento de La Tène, donde fueron encontrados muchísimos restos de esta
cultura.
La cultura de La Tène, La-Tène-Kultur, del 450 a.C. al
50 a.C. pertenece a lo que actualmente denominamos como pueblos celtas.
La palabra "celta" viene del griego, keltoi, y así era como los griegos denominaba a todos
los pueblos que habitan fuera de sus fronteras.
Esta cultura, así como el
resto de pueblos celtas dan para mucho, así que en la siguiente entrada nos
meteremos en profundidad en su historia.
Ningún pueblo de los denominados celta llegó al norte de
Alemania o a la Península de Jutlandia, eso era territorio de la cultura de Jastorf,
Jastorf-Kultur. Estos vivieron desde el 600 a.C. hasta el año I de nuestra era
y ocuparon el sur de los actuales países Escandinavos, Dinamarca y buena parte
del norte de Alemania.
Tuvieron mucho trato con las culturas de Hallstatt y la Tène
y se presupone que fueron los antecesores de los Germanos, los proto-germanos.
Por ahora lo vamos a dejar en este punto. Es un tanto
abrupto, pero antes de continuar avanzando en la historia me gustaría contaros
más cosas sobre la cultura de La-Tène,
es bastante interesante y si la pongo aquí mismo quedaría demasiado largo.
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Esto tan solo ha sido una pequeña parte de lo que es la historia de Alemania, aún queda mucho que contar y mucho que aprender. ¿Te vienes con nosotros de viaje al pasado?
Un saludo!!
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