He estado pensando bastante y me he sorprendido, de manera muy grata, al ver que hay muy pocas cosas que realmente me desagradan de este país. Hay costumbres que no termino de asumir y que prescindo en mi día a día, pero como no lo hago, tampoco lo odio; como el agua con gas, aunque en realidad sí que odio las bebidas gaseosas y se me enerva la sangre cada vez que me topo con una. Ya estoy entrenada en el noble arte de esquivarlas y no suelo tener muchos problemas, pero al principio era un suplicio.
Sin embargo, hay cuatro cosas de las que no puedo huir por más que quiera y son algo que me molestan profundamente.
El tiempo alemán.
De Alemania me gusta mucho el paso de las estaciones, me encanta el color del paisaje y las diferentes tonalidades de los árboles. Pero nunca echaré de menos el tiempo alemán. No me gusta pasarme semanas enteras sin ver el sol y que algunas veces parezca que vivamos en un perpetuo “veroño”. La primavera pasa directamente al invierno, con su gélido frío.
Noches eternas en invierno.
Tampoco echaré de menos las noches eternas. Cuando el sol se pone a las cuatro de la tarde, sin exagerar, y amanece a las ocho pasadas.
En esos días (noches) uno pierde las ganas y la energía para hacer cualquier cosa y levantarse temprano es todo un reto digno de cualquier novela de fantasía épica medieval.
La fruta de los supermercados.
Pero hay otra cosa más que, además de no echar de menos, me indigna: la fruta de los supermercados. Odio ir a comprar fruta en Alemania.
Es como una ruleta rusa. Las ves y parece que tienen buen aspecto. Tienen un color precioso y parecen listas para comer, pero es darles el primer bocado y no saborear nada. Algunas veces, por no tener, no tienen ni ese liquidillo que te pringa la mano.
Manzanas, peras, ciruelas, melocotones… todo es insulso. Pero hay que comer fruta, así que te arriesgas. Vas al supermercado concienciado en que lo que vas a comprar va a ser como morder una cebolla, y hasta te va a hacer llorar. Sin embargo, ves las manzanas, con un color rojo que gritan porque las muerdas. Te las llevas a casa con la esperanza de que esta vez sí; ese color no puede ser mentira. Les das un bocado y te golpeas mentalmente por no aprender la lección.
Si tienes la grandísima suerte de comprar fruta con sabor tardas, aproximadamente, dos segundos en volver al supermercado y llevarte a casa el cajón entero.
Parece muy exagerado pero a la fruta alemana le deben de echar algo extraño. Las puedes dejar semanas encima de la mesa a esperar a que maduren. Pero será en vano pues aunque pase el tiempo van a seguir igual de duras.
Se van a podrir por dentro, eso sí, pero van a seguir igual de duras que al principio.
Deutsche Bahn.
Mi último foco de sufrimiento es el transporte público alemán. En general este país está bastante bien comunicado, así que ahí no está el problema, y tampoco me voy a quejar de los precios de los billetes, abusivos. Pero la puntualidad de la Deutsche Bahn es de risa, aquí, rompiendo mitos.
Ahora no tengo que tomar ningún medio de transporte para llegar al trabajo, pero cuando lo hacía, no había día que no llegase tarde, o casi, aunque intentase tomar el tren anterior. El “dieser Zug fällt aus” lo llegué a ver en tantas ocasiones que acabé teniendo pesadillas con él.
En resumen, creo que se podría decir que estas son las cuatro cosas que nunca echaré de menos de Alemania. ¿Qué os parecen? ¿Coincidís conmigo?
¿Qué añadirías a esta lista?
PD: No sé si se entenderá el símil de la cebolla. Es una expresión que se utiliza en algunas partes de España. No es que la fruta esté mala o apeste, es que está muy dura y no sabe a nada.
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¿Curioso? ¿Interesante? ¿Descabellado? Los alemanes nunca van a dejar de sorprendernos, siempre habrá algo nuevo que descubrir. Si quieres conocer más "alemanadas", esas costumbres de los alemanes que nos resultan curiosas, échale un vistazo a esta página.
¡Un saludo!
a lo alemanes!! jajajaja...siempre digo que Alemania es un país genial para vivir, pero lo peor de Alemania son los alemanes :-P
ResponderEliminar¡Buenas!
EliminarBueno... pues me temo que has ido a dar con lo menos cambiable de todo jijii
¡Un saludo!
Coincido contigo en el tiempo, sobre todo en invierno. Yo tengo la suerte de tener un mercado ecológico semanal a la puerta de casa, donde compro la fruta y la verdura regional. Algo que no echaría de menos sería el rollo de tele alemana, los domingos (porque todo está muerto) y la eterna morriña de familia, amigos y tierra, aunque conociéndome me vendría a la inversa.... Un abrazo desde Berlin :)
ResponderEliminarBuenas, Pepa. Que suerte con el mercado, aunque seguro que los precios son bastante altos.
EliminarNunca veo la tela alemana, pero sí, la programación es muchas veces basura. Y los domingos de Ruhe me encantan, me he alemanizado bastante jejje.
¡Un saludo!
Que va, los precios son prácticamente iguales que en el supermercado :) Un saludo!
EliminarDonde esta ese mercado? A mi tambien me ha parecido que los mercados suelen ser mas caros que el super. En cualquier caso , siempre se agradece la oferta de productos frescos.
EliminarPues la comida extrañaría. Aquí en Argentina también hay mala fruta como los tomates que suelen estar blancos por dentro y sin sabor. Cuando no son de estación y los guardan en frigo pero he leído que también es porque los sacan antes de la planta y así no maduran bien aunque se conserven bien.
ResponderEliminarBuenas, usagi.
EliminarSí, creo que ese es el problema de las frutas, que las recogen demasiado pronto y por eso no maduran.
¡Un saludo!
¡Hola Irene! Uff, me parece que la mayoría de los que andamos por aquí no echaríamos nada de menos el tiempo alemán... Sobre todo en invierno. Lo que no había reparado era en el (no) sabor de la fruta. ¡Pero estoy completamente de acuerdo! Hace unos días compré unas ciruelas pensando en esa jugosidad y ese líquido que sueltan al morderlas y ¡estaban duras e insípidas! Menos mal que, de vez en cuando puedo comprar en el mercado de fruta local. Aunque los precios no son siempre razonables :/ ¡Un saludo!
ResponderEliminarBuenas, Montse.
EliminarAl final voy a tener que ir a dejarme un riñón a los mercados locales para comprar fruta que se pueda comer... En fin...
¡Un saludo!
Buenas, Marta. Yo creo que cualquiera que viva aquí nunca echará de menos los días de oscuridad infinita.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Hola Irene, sigo tu blog desde antes de venirme y ya llevo poco mas de año y medio aca (Bayern) :D Concuerdo en todos tus puntos, fruta y vedura sin sabor, Deutsche Bahn totalmente inconfiable, mucha oscuridad en invierno... El clima frío es lo que menos me molesta, en Sudamerica vivi muchisimos y largos veranos, donde me lo sude todo!!! :D Ahora un clima mas heladito no me molesta!!
ResponderEliminarCariños, Karin