Últimamente me están llegando a la clínica bastantes niños
alemanes y la verdad es que me están sorprendiendo.
Es por todos sabido que los teutones son famosos por su
“cabeza cuadrada”, orden y puntualidad, aunque estas dos cosas no siempre sean
verdad. Pero los estereotipos son los que son y no están ahí de casualidad,
algo de verdad tiene que haber.
El orden y ese “cabezas cuadradas” alemán es algo tan
generalizado y estereotipado para todo el país que tiene que ser, por narices,
algo cultural. Y la gran mayoría de las cosas culturales se aprenden desde
pequeños. Es lo que nos rodea desde nuestra más tierna infancia, con lo que
crecemos, lo que al fin y al cabo nos resulta normal.
Pues ese orden del que son famosos los alemanes lo aprenden
desde bien pequeños y últimamente estoy teniendo una buena cantidad de pruebas
de ello.
Todo empezó hace unas semanas cuando llegó por primera vez a
la clínica Timo, un niño de cinco años. Con los niños siempre hay que trabajar
con cosas divertidas para que no se aburran y pasen de ti ¿y qué va a cumplir
mejor ese requisito que una pelota gigante? Pero claro, tampoco me puedo pasar
toda la terapia con ella, por que al final se me acaban las ideas. Así que
sacamos una colchoneta y me dispongo a enseñarle a Timo el siguiente ejercicio.
Me escucha, pero está intranquilo y mira de forma nerviosa a
la pelota. Al final tengo que terminar guardándola para que me preste atención.
Después de la colchoneta saco unas pelotas de tenis y
obtengo el mismo resultado. Hasta que no haya guardado el juguete anterior Timo
no se puede concentrar en el siguiente ejercicio que estamos haciendo con otra
cosa.
Cuando me di cuenta de eso me pareció muy extraño, a ver si
va a tener un trastorno obsesivo. Pensé. Así que la siguiente vez empezamos con
lo que más le aburre y después pasamos directamente a lo que más le gusta. Y
allí se quedó en el suelo el juguete aburrido. No le prestó nada de atención e
hizo todos los ejercicios perfectamente con su preferido.
Lo he seguido poniendo a prueba, y algunas veces tiene que
recoger y otras no, depende de lo que hagamos a continuación.
Eso si, cuando le pregunto que si me ayuda a guardar todo
nunca me pone una pega, me lo trae todo ordenadito.
Lo más curioso de esto es que no solo me ha pasado con este
niño, él fue el primero, pero actualmente tengo otros tres iguales. Los cuatro
hacen lo mismo.
Esa mítica frase de mamá, “recoge con lo que ya no vayas a
jugar antes de sacar otra cosa” la tienen bien metida en el cerebro. Orden,
señores, orden. Esa es la clave de todo. Y ninguno de ellos tiene más de seis
años. Todos son alemanes, sí, por supuesto.
¿Casualidad o es algo cultural?
¿Qué opináis?
Seguro que hay por ahí padres con hijos o gente que trabaja
con niños, ¿habéis vivido alguna situación parecida? ¿En qué país?
Yo con lo cuadrado que soy me encantaría tener un chiquillo asi jejeje
ResponderEliminarOrdnung muss sein!!!....lo que no me queda claro como es que siempre los españoles tienen el tupe de decirnos cabeza cuadradas...
ResponderEliminarMe parece que eso ocurre porque no sois capaces de entendernos como una cultura diferente a la vuestra.... y hasta cierto punto arrogante porque el planteo es querer demostrar que estamos equivocados y somos tontos.....mientras tanto no os adaptais....
en fin....ojala que nunca cambien y podamos seguir manteniendo nuestras caracterisitcas culturales y no nos transformemos en un tremendo desorden en el cual seguro estariais comodos....
El pobre chico no entiende nada como una persona adulta, pueda ser desordenada sin explicarle el procedimiento de que al final se acomodara todo.....
Que bueno hayas tenido la empatia de darte cuenta...y aprendas a no confundir al probe chico con tu desorden made in spain... :)
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