La forma que tiene la gente de actuar ante determinadas
situaciones crea en el entorno una respuesta acorde a la misma.
Esta frase no es más que un preámbulo un tanto extraño para
dar entrada a una situación de la vida cotidiana que tan diferente es en Alemania
comparándola con España.
Voy a generalizar y dar por supuesto que en todos los
rincones de nuestro trozo de península ibérica esta situación es igual.
Pongámonos en situación, es sábado por la mañana y has
quedado con unos amigos para ir al bar de la esquina a desayunar. Cuando
llegáis observáis con desazón que el establecimiento está lleno. Y cuando digo
lleno me refiero a que la cola llega a la calle y que hay gente esperando para
poder coger sitio. Vosotros sabéis que los desayunos en ese lugar están muy
bien, pero el panorama que se os presenta delante os asegura que no podréis
llenar la tripa hasta dentro de al menos media hora, como poco.
¿Qué hacéis?
Creo que mi reacción y la de otro cualquier español no
diferirá en mucho.
Ufff, joder, esto está “petao”. Vámonos a otro sitio y ya lo
intentaremos en otra ocasión.
¿Cierto?
¿Qué hacen los alemanes? Ellos se esperan la media hora o
más que haga falta. Se lo toman con paciencia y aguardan en la cola sin ningún
tipo de prisa hasta que les llegue el turno y la mesa. Luego, por supuesto,
disfrutan de su desayuno hasta la última gota, que su tiempo les ha costado.
Esta situación puede tener múltiples variaciones, quien dice
desayuno del sábado dice cena del miércoles o comida del lunes. Me es indiferente.
Nosotros hemos vivido la anterior situación en diferentes ciudades y a
distintas horas y nuestra reacción siempre ha sido la misma. Pasamos de esperar
una cola kilométrica llena de teutones pacientes, ya iremos cuando haya menos
gente.
Y bien se nos podría decir que por nuestra impaciencia nos
perdemos la oportunidad de degustar de forma más frecuente buena comida, pero
creo que somos físicamente incapaces de hacer esa cola y de tener esa paciencia
sabiendo que tendremos otra ocasión de hacerlo.
Cuando fuimos este año a Berlín nos armamos de valor y allí
nos mantuvimos. 45 minutos de cola para comer un Kebap, aunque al final todos
estuvimos de acuerdo con que había merecido la pena la espera. Los Kebap deMustafa, los mejores que he comido nunca.
Ahora extrapolar la primera situación que os he contado a
España…
A mi personalmente se me hace imposible. No vamos a negar
que en España pueda haber algo de cola en un restaurante, pero algo, un par de
personas, no manadas enteras como hay aquí.
¿Por qué?
Tengo dos teorías que creo pueden ser la razón de este
comportamiento extraño y que de alguna forma están conectadas entre si.
No os he contado una parte importante de la ecuación y es
que la paciencia con la que se toman los teutones la cola es inversamente
proporcional al sosiego con el que trabajan los camareros. Dejadme de nuevo que
generalice y que diga que por estas tierras el estrés que tiene la señorita de
detrás de la barra está siempre en niveles negativos. Jamás la verás acelerar
sus movimientos, sin importar la cantidad de gente que haya esperando, las
cosas se hacen con calma y tranquilidad.
¿Qué es hora punta y la terraza está hasta los topes? No
pasa nada, aquí cada cual a su ritmo.
¿En España? La una y media de la tarde, hora de cañas. Todo
es ajetreo y bullicio, un ir y venir constante de camareros. ¡Ponme tres
cervezas y una de calamares! ¡Oído cocina! Esto jamás, jamás, lo veréis en
Alemania. Que necesidad habrá de gritar cuando puedes ir hasta la barra y casi
susurrarle el pedido al cocinero.
¿Por qué vamos en España con tantas prisas? No es algo de lo
que pueda estar completamente segura, pero creo ese hecho de que los clientes
no esperen media hora de cola es bastante determinante. Si el camarero sabe que
no vamos a esperar nos atenderá lo más rápido posible. En cambio, si saben que
sin importar la gente que haya nosotros vamos a guardar paciente nuestro turno,
no hay absolutamente ninguna necesidad de alterarse el pulso.
Así que si mi teoría es cierta esa rapidez o lentitud en el
servicio proviene de la gente, con lo que podríamos decir que es algo cultural.
Los españoles no esperamos, los alemanes si lo hacen. En España los bares son
lugares donde parece que rige el caos y el jaleo. En Alemania todo es mucho más
sosegado.
¿Alguna vez os habéis dado cuenta de esto? ¿Esperáis la cola
aunque esta salga hasta la calle?
Para la gente de América latina, imagino que por allí lo
haréis más como nosotros que como los alemanes, ¿cierto?
Un saludo!!
Bueno tengo una duda con respecto a esto...es decir si es un día en donde realmente no tengo afán, no tengo nada más que hacer y de verdad quiero comer ahí podría esperar así mi norma sea "no le hago cola a algo por lo que voy a pagar"...pero digamos que don alemán quiera comerse un dichoso Kebap a la hora del almuerzo y en efecto esta "petao" pero es día de semana y su almuerzo esta "medido" porque tiene que regresar a trabajar...ahí me imagino que si le tocará irse porque no tiene el tiempo de esperar...o me equivoco?
ResponderEliminarBuenas creepo. Si tienen el tiempo justo no se quedan, el temporalmente imposible. Pero si tienen tiempo si. En mi caso, aunque tenga tiempo tiene que ser algo extremadamente excepcional, como lo fue el Kebap de Berlín, sino, ya volveré otro día.
EliminarHola! Estas en lo correcto! Los latinos no somos de esperar por largo tiempo, no somos tan pacientes o bueno, a menos que lo amerite. También depende del contexto: Si no hay afán y se esta con amigos, se puede optar por esperar. En caso contrario, se opta por algún plan espontaneo como sustituto o darse una “vuelta” y regresar luego cuando implique menos esfuerzo. Encontré tu blog por pura casualidad al buscar información sobre la cultura alemana, que dicha encontrarme con un escrito fresco y también critico frente a las particularidades alemanas. Estoy saliendo con un chico alemán de Flensburg, nos estamos conociendo y me encantaría que compartieras alguna anécdota personal o de esas historias que por cuestiones del destino llegan a nuestros oídos. Anímate a escribir algo! :D Melissa
ResponderEliminarBuenas Melissa!
EliminarMe alegro de que te guste el blog.
No sé exactamente a que tipo de historias te refieres, el blog está lleno de mis vivencias, así que si le echas un vistazo quizás encuentres lo que buscas.
Un saludo!!
Buenas Irene! por estos lados, a menos que el bar o lugar lo amerite se espera, si no ni en sueños! Me tocó trabajar una vez en el rubro culinario y el estrés que se vive es insoportable! todo es caótico y la gente no es paciente!! Espero que andes muy bien!
ResponderEliminarSaludos desde Arg.
Gabriela
Buenas Gabriela!
EliminarAl final estáis confirmando mi idea, los españoles y los latinos nos parecemos muchísimo.
Un saludo!!
Los Españoles son latinos....de hecho ...los latinos son latinos porque son descendientes de españoles, italianos y portugueses que han ido alli.....
EliminarHolaa,
ResponderEliminarjeje, qué bueno... quizá tiene que ver también con la incapacidad de los alemanes para improvisar un plan. Los españoles (y los latinos, al menos los que conozco) pueden pasar de esperar cola para cenar en un sitio porque en seguida pueden cambiar de planes y elegir otro sitio. Creo que para los alemanes es más difícil montar un plan con tan poco tiempo.¿Qué opináis?
Un saludo
Uyyy, el tema de la improvisación alemana da para mucho... http://alemaniaentrebastidores.blogspot.de/2014/02/como-volver-loco-un-aleman.html
EliminarPero si que es posible que eso que dices tenga mucho que ver.
Un saludo!!
El hecho de hacer una cola para cenar te hace improvisado...si realmente quieres ir a cenar ..haces una reserva...
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