28 de junio de 2018

Nadie saldrá impune

Este pequeño relato forma parte del taller de escritura de Literautas número 49. Los requisitos son: Que las palabras Navidad, sandalia y barco estén presentes y no tenga más de 100 palabras.


Sé que me voy a meter en un lío por no pararlos, pero están tan graciosos corriendo alrededor del árbol de Navidad con las bragas de la abuela en la cabeza, que no he podido evitar unirme a sus carcajadas.

Corren y ríen en círculos hasta que uno de ellos se tropieza con una olvidada sandalia y choca contra una estantería. El viejo barco del abuelo se tambalea durante unos segundos al borde del precipicio y al final cae al suelo haciéndose añicos.

Todos miramos el estropicio con caras de espanto. De ésta sí que no nos libramos.

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Es un microrrelato bastante corto, pero con las pocas palabras que estaban disponibles tampoco se podía profundizar mucho en ninguna historia.

¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado?

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Si quieres leer más textos originales escritos por la autora de este blog, en este enlace los puedes encontrar todos.

¡Un saludo!




25 de junio de 2018

Max Born


Nació el 11 de diciembre de 1882 en Breslavia, ciudad situada en el suroeste de la actual Polonia, por aquel entonces pertenecía al Reino de Prusia.
Murió 5 de enero de 1970 en Göttingen, Niedersachsen, en la que era la Alemania Occidental.

A pesar de que en la actualidad su ciudad de nacimiento pertenece a Polonia, en aquellos entonces era parte del Reino de Prusia, lo que era Alemania antes de la Primera Guerra Mundial.

Max Born fue un físico y matemático alemán que en 1954 obtuvo el premio Nobel de Física gracias a sus estudios de física cuántica. Aunque este galardón lo compartió con otro físico alemán, Walther Bothe.

Nació en una familia judía. Fue el hijo mayor de Gustav Jacob Born, un anatomista y embriólgo y de Margarete Kauffmann, que procedía de una acaudalada familia. Murió cuando Max tenía cuatro años.

En 1901 comenzó sus estudios en la Universidad de Breslau, también pasó por las universidades de Heidelberg y Zúrich. Finalmente acabó y presentó su doctorado de matemáticas en Göttingen en 1906.

En esta ciudad hizo amistad con otros científicos que, al igual que él, tenían un extraordinario talento: Felix Klein, David Hilbert, Hermann Minkowski, David Carle Runge Tolm, Karl Schwarzschild y Woldemar Voigt. Se dice que a este grupo los llamaban “los sumo sacerdotes” y ellos eran “los mandarines”.

Durante estos años en Göttingen comenzó a trabajar en la universidad como profesor de física teórica y llevó a cabo diferentes investigaciones sobre la dinámica de las estructuras reticulares cristalinas (Dynamik der Kristallgitter, 1915) y la teoría de la relatividad (Die Relativitätstheorie, 1923). También publicó importantes avances en la mecánica cuántica (Atommechanik, 1925; Atomdynamik, 1926 y Física atómica, 1935).

Cuando Adolf Hitler llegó al poder, debido a su condición de judío, se le retiró la cátedra y en 1933 tuvo que emigrar al Reino Unido. Seis años más tarde consiguió la nacionalidad británica y fue profesor en las universidades de Cambridge y Edimburgo.

En 1954 regresó a Alemania y ese año se le otorgó el premio Nobel de Física, por la Interpretación Estadística de la Teoría Cuántica, el cual compartió con Walther Bothe.

Se casó en 1913 con Hedwig Ehrenberg, con la que tuvo tres hijos, Irene, Gritli y Gustav. Su hija mayor, Irene, fue la madre de la actriz Olivia Newton-John, conocida por interpretar el papel de Sandy en la mítica película “Grease”.


Una de las mayores curiosidades de este científico fue su relación de amistad y discrepancia con Albert Einstein, pues tenían ideas muy diferentes sobre la mecánica cuántica.

Aún se conservan la correspondencia que estos dos genios mantuvieron y se dice que en estas cartas aparece una de las frases más celebres de Einstein: “En nuestras perspectivas científicas nos hemos vuelto antípodas. Usted cree en un Dios que juega a los dados (…).” Frase que actualmente se conoce como: Dios no juega a los dados.

Falleció a los 87 años, su tumba se encuentra en el cementerio de Göttingen.

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Si quieres conocer más famosos que nacieron en Alemania no dudes en pasarte por esta página: Celebridades alemanas.

¡Un saludo!



21 de junio de 2018

Bad Münstereifel


Es una pequeña población del estado de Nordrhein- Westfalen, Renania del Norte Westfalia. La ciudad más grande de los alrededores es Euskirchen, que está a algo más de 13km. Düsseldorf, la capital de estado, está a unos 100km.

Se ubica en el inicio de las montañas del Eifel y el río Erft pasa por su casco antiguo.

Por los restos arqueológicos encontrados en la zona se sabe que el ser humano habitó estos terrenos desde la Prehistoria.

El nombre, tan poco recordable, y la historia de este pueblo vienen de la mano, pues se supone que Bad Münstereifel es el resultado de diferentes cambios que se le dieron a Novum Monasterium.

En el año 830 el tercer abad de Prüm, Markward, fundó un monasterio en este lugar, al que llamó Novum Monasterium. Con el paso de los años este pequeño monasterio comenzó a tener cierta importancia gracias a la peregrinación y se convirtió en el centro religioso cristiano más importante de la región del Eifel.

A final del siglo IX se construyó un mercado, se le otorgó diversos derechos y alrededor del muro del monasterio se levantó un pequeño centro urbano.

Y así, en el siglo XII, el nombre de este asentamiento pasó a ser Monasterium in Eiflia. El monasterio pasó a convertirse en una iglesia, se construyó un castillo y las murallas se fortalecieron.

Desde el siglo XVIII esta pequeña población continuó creciendo con prosperidad hasta que en el año 1802 pasó a formar parte del territorio que Napoleón secularizó, e hizo que la economía de toda la zona cayese en picado.

Tras el Congreso de Viena pasó a formar parte de Prusia y aunque más adelante, las tropas nazis utilizaron algunos de los edificios, la ciudad en sí no sufrió severos daños durante la guerra. El casco antiguo ha permanecido intacto y por eso podríamos decir que este pueblo sería un buen ejemplo de cómo serían las ciudades alemanas si no hubiesen tenido que pasar por dos guerras.

El “Bad” del nombre de la población se añadió a mediados del siglo XX, cuando entró a formar parte de las Kneippkurort, que son poblaciones que poseen aguas medicinales.



En la actualidad el casco antiguo está rodeado por una muralla con cuatro puertas y todo lo interesante se encuentra dentro.


18 de junio de 2018

Confusiones "graciosas" - Parte IV

Creo que por mucho tiempo que pase en Alemania nunca voy a terminar de aprender el idioma. Y de vez en cuando viviré algunas situaciones que hacen la vida un poco más divertida.

Hace unos días una compañera del trabajo me contó que iba a estar unas semanas de baja pues tenía problemas con… y aquí viene la palabra que me lió, dijo tiroides, que en alemán es Schilddrüse, pero yo entendí Schildkröte, es decir, tortuga.
Y claro, cuando empezó a decir que tiene problemas con su tortuga y que por eso va a estar unas semanas de baja, no terminé de entender del todo la situación. En algún momento de la conversación me comencé a preguntar si igual no había entendido bien la palabra.
Al final, de alguna manera, me di cuenta de que no estábamos hablando de su tortuga.

Hay dos palabras que me “encanta” confundir, aunque no son las palabras en sí, sino sus abreviaturas.
Si en el trabajo no he dicho cien veces que alguien ha dejado un mensaje en el BH, no lo he dicho ninguna…
En alemán contestador es Anrufbeantworter, abreviado en AB. Y por otro lado tenemos el BH, Brushalter, es decir, sujetador.
Y siempre, pero siempre, siempre, tengo que pensar antes de hablar, pues si no… voy dejando mensajes en los sujetadores.

La última no me pasó a mí directamente, sino a una de mis pacientes. Siempre que voy a su casa está viendo un programa de bodas en la tele, estuvimos hablando sobre su boda y demás y me preguntó que si cuando me case me gustaría llevar… vale, ella quería decir Schleier, que es velo, pero dijo otra palabra, un tanto parecida pero con un significado completamente diferente, Schlampe, puta, así tal cual.
No pude evitar soltar una sonora carcajada. No, no llevaré una puta en la cabeza.
Hace unos días se lo conté a mi jefa y la situación se enrevesó más aún. Pues en un principio entendió que en lugar de decir Schlampe había dicho Wischlappe, que no deja de ser gracioso, pues es bayeta. Y se comenzó a reír ante la posible situación de que llevase una bayeta puesta en la cabeza junto con el vestido de novia. Cuando le dije que no, que no era una Wischlappe, sino una Schlampe, acabó llorando de la risa.

Y es que hay que tener cuidado con la Schlampe.

Estas son las últimas palabras con las que he tenido confusiones graciosas, aunque sin duda, la situación más “graciosa” embarazosa que he vivido nunca fue cuando confundí las palabras Nutte con Nonne, es decir monja con puta… os dejo la entrada por si queréis leer esa Tierra trágame experiencia.
Confusiones "graciosas".

Y algunas más donde he ido recopilando esas confusiones que tanto mis amigos como yo hemos tenido a lo largo de los años:
Confusiones "graciosas" - Parte II
Confusiones "graciosas" - Parte III

Más un bonus con palabras alemanas que me parecen graciosas, aunque esta es solo una entrada de todas las que he hecho, a través de ella podréis acceder al resto:
Palabras graciosas IV

Contadme esas experiencias graciosas/embarazosas que hayáis tenido por haber confundido las palabras. Seguro que os ha pasado en alguna que otra ocasión.

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El alemán es un idioma muy rico, tiene una gran cantidad de palabras y de expresiones que muchas veces desconocemos. Para descubrirlas solo tienes que pinchar en este enlace: Peculiaridades del alemán.

¡Un saludo!



14 de junio de 2018

El hombre afortunado

Este relato forma parte del taller de escritura de Literautas del mes de junio. La premisa de este mes son dos: que el título sea "El hombre afortunado", y que empiece con la frase "Llevaba un hacha en la mano".


Llevaba un hacha en la mano y la brida del burro atada a la cintura. Los días de caluroso verano aún no habían llegado, pero no quedaba mucho, así que aprovechaba las horas cercanas al amanecer para realizar la pesada, mas muy necesaria, tarea de cortar leña.

Las encinas eran la mejor madera y, a pesar de tener varias por los alrededores, no quería talarlas. Les gustaba sentirse dentro del bosque, y además, les protegían del frío viento del norte.

Llevaba varias jornadas en ello, unos días iba al sur, otros al este, pero la zona del oeste no la había pisado desde que el invierno empezó.

Se alejó de la pequeña cabaña y se adentró en el bosque silbando una cancioncilla infantil que sus hijos le habían enseñado. Anduvo y anduvo hasta que llegó a su destino, sin embargo, lo que allí encontró no era lo esperado.

El encinar había desaparecido y en su lugar alguien había improvisado una casa. No estaba terminada: el techo se encontraba a medias, una de las paredes parecía apuntalada con una viga muy inestable y las ventanas estaban tapadas con telas oscuras.

Ató el burro a una de las ramas y se adentró en el claro. La última vez que bajó a la aldea el alguacil no le había dicho nada de aquella casa, aunque le advirtió de unos bandidos que estaban asolando la zona. Robaban y mataban sin que la mano les temblase. No tenían pudor en entrar en las casas, incluso en las de los más pobres, en las iglesias o en los monasterios y llevarse todos los tesoros que encontraban y, si podían, realizaban actos pecaminosos con las religiosas.

Se acercó con cuidado y, con aquella advertencia en mente, apartó un poco la tela que cubría una de las ventanas. Se asomó al interior y lo que encontró lo dejó anonadado.

Sin ningún orden y colocados en cualquier lugar, había amontonados cuadros, cofres y candelabros. Encima de una mesa divisó tres pilas gigantes de monedas de oro y a su lado un saco del que salían unas pequeñas piedras preciosas.

En ese momento se dio cuenta de que había encontrado a los bandidos.

—Vaya, vaya. Parece que tenemos visita.

Aquella voz a su espalda le sobresaltó. Se dio la vuelta y se encontró con cuatro hombres, todos armados con pequeñas espadas, dagas y cuchillos.

—¿Ese burro es tuyo? —preguntó uno de ellos acercándose a él.

No respondió. Agarró con fuerza el hacha y sintió el duro tacto del mango en su mano. Cómo se alegraba de llevarla consigo. Le superaban en número, pero no se iba a dejar vencer sin oponer resistencia.

Atacó primero, blandió su arma con destreza y la consiguió insertar en la carne de sus enemigos. Su propia sangre también corrió por el suelo, mas no dejó que las heridas le distrajesen.

Cuando solo uno de los bandidos quedaba en pie, los dos resollaban con fuerza. Se miraron a los ojos, concentrados. Sabían lo que estaba en juego.

El leñador se abalanzó contra su adversario con el hacha en ristre, pero el bandido hizo una rápida finta y lo esquivó por unos pocos centímetros.

Volvieron a enfrentarse, hacha contra daga. El golpe fue tremendo y resonó en todo el claro. El filo del hacha se melló, pero la daga se rompió con limpieza por la mitad.

Esa era su oportunidad, se acercó al bandido, y antes de que pudiese sacar el pequeño cuchillo que llevaba atado al cinturón, insertó el hacha en su cuello. El golpe fue duro y contundente. El arma entró varios centímetros en la carne hasta llegar al hueso y cuando la sacó, el bandido cayó al suelo con la cabeza casi decapitada.

El leñador, muy magullado, pero aún con vida, consiguió arrastrase hasta su burro. Era un animal fuerte, así que se tumbó encima de él y lo desató.

Tardaron mucho en llegar, y el camino se regó por la sangre que caía de sus numerosas heridas.

Cuando llegaron hasta su casa se encontraba al borde de la inconsciencia, pero nunca se había alegrado tanto de ver la cara de su esposa, aunque su expresión fuese de terror.



El leñador sobrevivió, y la gente acaudalada, a la que los bandidos habían robado, le agradecieron su valentía concediéndole unas vastas tierras y una parte del botín recuperado.

El conde accedió casar a su primogénito con una de las hijas del leñador, y los caballeros más valerosos del reino tomaron a algunos de sus vástagos como escuderos.

Se sentía dichoso. Sus hijos tendrían una vida feliz y no conocerían la pobreza o la hambruna. Y a pesar de que las heridas fueron terribles: se había quedado tuerto, había perdido una pierna y varios dedos de la mano derecha, se consideraba un hombre afortunado.

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¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado?

Si quieres leer más textos originales escritos por la autora de este blog, en este enlace los puedes encontrar todos.

¡Un saludo!

11 de junio de 2018

El mayal del cielo - Der Dreschflegel vom Himmel


Erase una vez un campesino que cada día salí a arar junto con sus dos bueyes. Un día, cuando llegó al campo, los cuernos de los animales comenzaron a crecer, y crecer. Para cuando regresó a casa, eran tan grandes que no cabían por la puerta.

Para su suerte en ese momento llegó un carnicero. El campesino le dio los bueyes e hicieron un trato: el campesino le daría un puñado de semillas de colza y el otro le pagaría por cada grano un tálero. ¡A esto lo llamo yo una buena compra!

El campesino fue a su casa y se trajo las semillas al hombro, pero en el camino perdió una semillita. El carnicero, por su parte, le pagó la cantidad adecuada y si el campesino no hubiese perdido la semilla, habría tenido un tálero más.

Cuando el campesino regresó a su casa, de la semilla había crecido un árbol tan grande que llegaba hasta el cielo.

«Ya que tienes esta oportunidad deberías aprovecharla y ver con tus propios ojos qué es lo que hacen los ángeles allí arriba» pensó el campesino.

Así que subió por el tronco y vio que los ángeles estaban trillando avena. Se quedó mirándolos cuando se dio cuenta de que el árbol al que estaba subido se tambaleaba. Miró hacia abajo y vio que un hombre estaba intentado cortarlo.

«Si caes desde esta altura te darás un golpe muy serio» pensó el campesino.

Con la urgencia no se le ocurrió otra cosa que coger la paja de la avena que se había ido acumulando y hacerse una cuerda con ella. También tomó una azada y un mayal que estaban allí arriba y se dejó caer por la cuerda. Cuando llegó al suelo cayó en un agujero muy profundo, y tuvo suerte de llevar la azada consigo pues se puedo construir una escalera con la que salir. Y como llevaba el mayal que había tomado en el cielo, nadie dudó de su historia.



El mayal del cielo - Der Dreschflegel vom Himmel, es el cuento número 112 del libro "Cuentos de la infancia y del hogar" escrito por los hermanos Grimm.

Debo decir que el cuento me ha parecido de lo más extraño. No tiene una estructura clara y las escenas se enlazan entre sí sin que haya nada que realmente las una. ¿Qué pintan los cuernos enormes de los bueyes en el relato? ¿Y el trato de lo más extraño que hace con el carnicero? Que además, ya le ha dado a los animales…

Tampoco termino de entender cómo aparece el profundo hueco en el que aterriza ni que por tener el mayal, que es un instrumento que se utiliza para trillar cereales, nadie dude de su historia.

No le veo la moraleja, ni el sentido, ni… No sé, no veo nada en este cuento.

¿Qué os ha parecido a vosotros? ¿Qué habéis entendido?

¿Lo conocíais?
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Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... pero aún quedan muchos más cuentos que leer, muchas historias por recordar y otras tantas por descubrir. ¿Te vienes? Cuentos de los hermanos Grimm.

¡Un saludo!