24 de junio de 2019

Corazón de tinta


Título: Corazón de tinta. 
Título original: Tintenherz. 
Autor: Cornelia Funke. 
Año de publicación: 2003. 
Editorial: Dressler. 


En una noche de tormenta, un misterioso individuo aparece en la casa de Meggie y Mo, su padre, para advertirles sobre un hombre llamado Capricornio. Al día siguiente, y sin muchas explicaciones, Meggie y Mo emprenden un viaje para visitar a la tía Eleanor, que tiene una biblioteca enorme llena de libros, algunos de ellos de incalculable valor. Aquí, Mo esconde el libro sobre el que gira toda la historia. Un libro que leyó en multitud de ocasiones, hace ya muchos años, y que ahora es el centro de una sorprendente aventura en la que Meggie tendrá que desentrañar el secreto que su padre tan insistentemente le quiere ocultar, la identidad de Capricornio y qué se esconde dentro de las páginas del libro. Sin embargo, esta trepidante aventura no está exenta de peligrosos, y la vida de la propia Meggie estará en juego.


Opinión personal:

Es uno de los pocos libros que he leído en alemán sin conocer previamente la historia. Lo hice como con los españoles: me lo recomendaron, leí la contraportada, me pareció interesante, y lo empecé.

Debo reconocer que ha sido una experiencia muy interesante y entretenida. No fue especialmente difícil de entender, pero la concentración que se tiene que tener para poder comprenderlo todo, me hizo ir mucho más lenta a como suelo leer. Es un libro gordo, pero la historia engancha, y estoy segura de que el mismo libro, en español, lo habría acabado en menos de la mitad de tiempo de lo que tardé en alemán.

Ahora que me puse a mirar datos, vi que, como es obvio, los nombres de muchos personajes los han traducido al español. Y digo que es obvio, porque en algunos casos dicen mucho sobre ellos, como es el caso de Lengua de Brujo que en alemán es Zauberzunge y Dedo Polvoriento, Staubfinger. Me sorprendió, un poco para mal, al principio, pero no porque no me guste la traducción, que la veo perfecta, sino porque lo leí en otro idioma, y estoy tan acostumbrada al Zauberzunge, que Lengua de Brujo me sonó muy extraño.

El libro está dirigido a un público juvenil, pero eso no quiere decir que los adultos no podamos disfrutar de él. La historia es intrigante, y el personaje principal, Meggie, cuenta las cosas de tal manera que uno se engancha casi de forma inmediata.

Aunque para mí, el personaje que más me atrapó fue Fenoglio. No quiero hacer spoiler, por si alguien no se lo ha leído, pero tiene la oportunidad de conocer a unas personas muy especiales para él, y yo, como escritora que soy, me encantaría poder tener esa misma experiencia.

Según he visto tiene dos continuaciones más, aunque no puedo imaginarme qué podrá ser, porque la historia acaba bastante cerrada. No sé… igual historias paralelas de los personajes…



¿Habéis leído este libro? ¿Qué os pareció?

Mi nota: 9/10.

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Si quieres leer más reseñas de libros alemanes pincha en este enlace: Biblioteca.

¡Un saludo!



10 de junio de 2019

Machismo

Nunca me he sentido discriminada en Alemania, ni por ser mujer ni por ser extranjera, pero creo que eso se debe a que vivo en una pequeña burbuja de comodidad. En mi trabajo todas somos mujeres, incluida la jefa, por lo que no hay margen para el machismo. Sin embargo, el otro día me ocurrió una cosa que me dejó un poco trastocada, y me quedé pensando durante unos segundos que aquello no podía ser así.

Mi marido y yo nos casamos en España el año pasado, los dos somos españoles, y hace unos días fui al ayuntamiento de Colonia para modificar nuestro estado civil e inscribirnos como casados.

Por teléfono me dijeron que era muy sencillo y que no hacía falta que fuésemos los dos. Así que pedí cita y me fui con los papeles que me dijeron que debía llevar. Me tocó una señorita muy maja. Miró que todo estuviese en orden, hizo una copia de los documentos y me entregó un papel con los datos modificados.

—Estos son los papeles oficiales de su marido —me dijo.

Le di las gracias y esperé a que me diese los míos, pero cuando vio que no me levantaba me dijo que ya estaba. Que ya me podía ir.

—Pero, ¿y mis papeles? —pregunté confusa.
—Está todo ahí —me dijo señalando los documentos.

Le di las gracias y me levanté pensando que me habría dado lo de los dos, pero… en el papel estaban todos los datos de mi marido: nombre, fecha y lugar de nacimiento, nacionalidad… todo. Y en negrita una frase que decía que con dicho documento se testifica que cambia de estado, que pasa de ser “soltero” a “casado”. Todo eso en más de media página.

Seguí leyendo, y al final, en tres líneas, aparece mi nombre, algunos datos míos, en una letra micro minúscula, y en negrita mi nuevo estado: “esposa”.

Cuando lo vi me quedé bastante sorprendida. A él le cambia el estado civil a “casado” y a mí me asignan la etiqueta de “esposa”. A mí no se me modifica el estado civil, sino que se me añade al final de la página, en pequeñito.

Me indigné bastante, la verdad. No me parece que sea una manera justa de tratar a las personas. Me sentí como un agregado, casi como si acabase de obtener el recibo en el que se especifica mi pertenencia a mi marido.

4 de junio de 2019

Palabra de la semana I

Hace tiempo comencé a subir en mis redes sociales una palabra curiosa que había aprendido hacía poco. Llevo viviendo en Alemania desde el 2012, me he sacado el C1 con una nota aceptable, pero aun así, todavía hay días en los que tengo que preguntar el significado de una palabra. Y es que, los idiomas nunca se dejan de aprender.


Así que, para tener todas esas palabras juntas, que en su gran mayoría no van a ser palabras de “exámenes”, sino esas que salen en el día a día, empiezo esta nueva sección: Palabras de la semana.

Pero antes de empezar os dejo un enlace a un apartado del blog que os puede ser útil para conocer trucos con los que aprender a pronunciar bien el alemán. Están en la parte de abajo, son las entradas que ponen “Pronunciación”.



Es un verbo que se utiliza cuando queremos decir que alguien se está riendo de nosotros. Cuando nos están tomando el pelo.
Willst du mich veräppeln?

Veräppeln. Veräppelnd. Habe veräppelt.

Su pronunciación sería algo así: fér é peln. Pero tened en cuenta que las ä no son exactamente una e. El sonido sería algo así como poniendo los labios en posición de e, pero decir una i.

Es la versión suave del verbo verarschen, ese seguro que lo habéis escuchado más.



Esta palabra proviene del verbo flicken, que significa remendar. Por lo que un Flickschuster puede ser un zapatero, ya que repara/remienda los zapatos. Pero también tiene otro significado más “callejero”, pues se puede utilizar para decir que algo es un remiendo o una chapuza. Algo que ha sido arreglado, así, más o menos, pero que no está perfecto.

Su pronunciación sería: dea flíck­schus­ter.

No sé si estas palabras: remiendo y chapuza, se utilizan en más sitios aparte de España. ¿Cómo lo decís en vuestros países?


Es un verbo de lenguaje coloquial que se utiliza cuando alguien toma cosas de otras personas, de forma continua, aprovechándose de la amabilidad y nunca las devuelve o lo compensa de ninguna manera. Tiene una connotación un tanto negativa.
En especial se utiliza con comida o cigarros.

En español tenemos un verbo que va perfecto, un sinónimo exacto: gorronear.
De hecho, aprendí esta palabra: schnorren, buscando el homónimo alemán de nuestra palabra gorronear.

La persona que lo hace es, si es un hombre, un Schnorrer o, si es mujer, una Schnorrerin.

Su pronunciación aproximada: sch no ren. Más o menos fácil siempre y cuando nos manejemos con las sch.