15 de octubre de 2020

Sacro Imperio Romano Germánico - Dinastía Otoniana

Como ya vimos en la entrada anterior de historia en la que hablamos de los Carolingios, Carlomagno fue coronado en Roma como Imperator Augustus, este hecho se podría considerar como el que pone las bases para la creación del Sacro Imperio Romano Germánico, a partir de ese momento todos los emperadores fueron coronados por el papa, lo que unió al imperio y a la iglesia durante muchos siglos. Pero no fue hasta el 962 cuando se formó de manera oficial el Sacro Imperio Romano Germánico. La primera dinastía fue la Otoniana, también llamada Sajona, pues los reyes provenían de Sajonia. 

El primero de la dinastía fue Enrique I de Sajonia (919-936), más tarde conocido como “el Pajarero”. Fue duque de Sajonia antes de convertirse en rey de Alemania. Se supone que el sobrenombre proviene porque en el momento en el que recibió la noticia de que iba a convertirse en rey estaba cazando aves.

Su reinado comenzó en el año 919 y desde el principio estuvo lleno de conflictos, en especial con la vecina Lorena, hasta que unos años más tarde la une a su reino. También consiguió someter Borgoña y durante diez años tuvo que pagarles a los húngaros un tributo para que no les atacasen. Los húngaros eran algo así como los sucesores de los hunos; unos guerreros muy poderosos y con pocos escrúpulos a la hora de robar y matar. Durante estos años de tregua Enrique I se preparó para acabar con sus enemigos, construyó castillos en la frontera este de su reino y aumentó el número de jinetes.

En el año 933 los húngaros volvieron a atacar, pero el pueblo franco estaba lo suficiente preparado para contener el ataque. A mediados de marzo el ejército del rey Enrique I consiguió una importante victoria en las orillas del río Unstrut, y empujados por este triunfo atacaron a los vikingos que se había asentado al norte. Esta campaña también la ganaron y consiguieron expandir las fronteras del reino. A Enrique I se le consideraba un hombre muy inteligente y perspicaz que supo resolver con acierto todas las dificultades que se le pusieron por delante.

Lo sucedió su hijo Otón I el Grande (912-973), que es considerado por muchos como el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y el que le da nombre a su dinastía.


En el año 936 fue coronado rey en Aachen, en el trono de Carlomagno. En el 955 marchó con un enorme ejército, reclutando soldados de todo su reino, y se dirigió hacia Lechfeld, al noroeste de la actual Augsburgo, en una llanura junto al río Lech, para luchar de nuevo contra los húngaros. Su victoria fue aplastante, y supuso la última incursión del pueblo húngaro en la Europa Central.

Esta importante victoria, comandada por Otón I le dio el nombre de “el Grande”, como se le llamaría desde entonces. También se le denominó “Vater des Vaterlands”, (padre de la patria).

El papa Juan XII estaba en conflicto con el rey de Italia Berengario, así que pidió ayuda a Otón y le prometió hacerlo el defensor de la iglesia y coronarlo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, igual que pasó con Carlomagno. En el año 960, después de vincular a su hijo Otón II (955-983) al poder, marcha para Italia para defender al pontífice de sus enemigos.

El 2 de febrero de 962 fue coronado emperador y su mujer, emperatriz, pues tenía la intención de que su dinastía fue una familia imperial.

Sin embargo, el papa Juan XII cambió pronto de idea y Otón I marchó sobre Roma para deponerlo. Los romanos vieron ese acto como el ataque de unos extranjeros inmiscuyéndose en sus asuntos, y rechazaron al nuevo papa de Otón, León VIII. Tras la muerte de Juan XII, Benedicto V fue elegido pontífice y después de una nueva campaña en el 966, Otón I consiguió afianzarse y que su hijo fuese nombrado emperador.

Otón I casó a su sucesor con la princesa bizantina Teófano (955-991), reforzando así la unión con el Imperio Bizantino. Tuvieron un hijo, Otón III (980 -1002).

Coronación de Otón II y Teófano.

Otón II no tuvo el carisma y autoridad que tenía su padre, por eso su reinado estuvo lleno de conflictos desde el principio, en especial con su primo Enrique II el Disputador y el rey Lotario, que se hizo de nuevo con la región de Lorena y llegó a ocupar Aachen durante cinco días. En el 980 firmaron un acuerdo de paz que estipulaba que Lotario renunciaba a Lorena a cambio de que Otón II reconociese los derechos de su hijo Luis V.

En el 981, una vez que Alemania estaba de nuevo bajo control, juntó un ejército enorme con caballos de combate y se dirigió a Italia para luchar contra los sarracenos, que se habían establecido en la costa meridional de Calabria, al sur de la península itálica. La batalla del cabo Colonna, el 14 de julio del año 982, fue una derrota apoteósica del ejército germánico.

La noticia de aquel fracaso se extendió con rapidez por el reino, los daneses y los eslavos aprovecharon el momento para sublevarse. En el 983 destrozaron Hamburgo, conquistaron Brandenburg, una buena parte de Sachsen y estuvieron a punto de hacerse con Magdeburg, una ciudad estratégica bastante importante.

Otón II murió un año más tarde, y tras su prematuro fallecimiento Enrique II el Pendenciero secuestró a su hijo con la intención de hacerse con la corona, pero el arzobispo Willigis lo obligó a devolverlo y fue su madre, Teófano, su abuela, la mujer de Otón I, Adelaida de Borgoña, y el propio arzobispo Willigis los que lo criaron y educaron. Se dice que Teófano fue una mujer muy inteligente y que tuvo la total confianza de Otón I. De hecho, fue reina regente hasta que murió.

Una vez que Otón III asumió el trono de Alemania, el papa de la época, Juan XV, le pidió ayuda para acabar con una sublevación en su contra, encabezada por Crescencio II, que acusaba al papa de colocar a familiares y amigos en puestos de poder, sin importarle que estos no tuviesen los méritos necesarios para ocupar tales cargos. Cuando Otón III ya se encontraba de camino a Roma, las dos partes del conflicto llegaron a un acuerdo, pues Crescencio II no quería a Otón cerca de Roma. Sin embargo, el papa murió, y el rey, aprovechando que estaba por allí, y el puesto estaba vacante, colocó a un primo suyo como pontífice; Bruno de Carintia que pasó a llamarse Gregorio V (972-999). Así, el nuevo papa coronó a Otón III emperador en el año 996.

Una vez que se hizo con el título de emperador, comenzó una serie de reformas en todo el imperio a las que llamó Renovatio imperii Romanorum. Con ellas quería acabar con las constantes peleas entre el emperador y el papa, y colocó de nuevo a Roma como centro del imperio.

Pero Otón III no permaneció siempre en Roma, y en cuanto puso camino hacia el norte, el caos se extendió en la capital; los romanos se negaban a ser gobernados por un bárbaro del norte que además les había impuesto un papa, que era otro bárbaro. Así, en el 997, Crescencio II logró deponer a Gregorio V y lo sustituyó por Juan XVI. Otón regresó y, tras hacerse de nuevo con el control de Roma un año después, ejecutó a Crescencio en el Castillo de Sant'Angelo y al papa Juan XVI, al que llamaban antipapa, lo capturaron cuando intentaba huir de Roma. Los soldados del emperador se ensañaron con él, le arrancaron los ojos, le cortaron la nariz, las orejas y la lengua, le rompieron los dedos y luego lo pasearon por las calles de Roma montado en un burro. Fue condenado a muerte, pero al final se le envió a un monasterio donde permaneció hasta que murió.

Al año siguiente Gregorio V murió en extrañas circunstancias, y Otón nombró un nuevo pontífice sin consultar con los otros miembros de la iglesia. Este fue Silvestre II, un hombre de confianza del emperador. Fundaron un arzobispado en Polonia, y contribuyeron al proceso de cristianización en ese país y en Hungría. Pero en Roma se producían levantamientos de manera periódica, y en el 1001 Otón III y el papa tuvieron que huir. En el camino para la reconquista de la ciudad el emperador falleció; algunos dicen que fue por malaria, otros aseguran que la viuda de Crescencio II se tomó su venganza y lo envenenó.

Lo sucedió en el trono de Alemania Enrique II el Santo (973-1024), hijo de Enrique II el Pendenciero, que quiso instaurar en los monasterios y abadías una política de austeridad, siguiendo la Regla de San Benito. Muchos monjes se opusieron a ello y abandonaron la iglesia, pero la gran mayoría de ellos se dieron cuenta de que la vida secular era mucho más dura, y regresaron, dispuestos a aceptar las condiciones de Enrique II.


Boleslao I el Bravo de Polonia quiso aprovechar el cambio de rey en el país vecino para hacerse con una parte de su territorio, así pues invadió la frontera este del imperio. El ataque fue tan importante y Enrique II tuvo tan poco apoyo por parte de los duques, que acabó cediendo una parte del territorio y los polacos llegaron a invadir su reino hasta llegar a Bohemia.

Los problemas no acababan ahí, sin poder expulsar a los polacos tuvo que dirigirse a Italia para enfrentarse con Arduino de Ivrea (955-1015), que se había proclamado rey. En el 1004 fue coronado emperador por el arzobispo de Milán, y en el 1014 obtuvo la gracia papal, fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa Benedicto VIII.

Después se dirigió de nuevo hacia el territorio usurpado por los polacos. La campaña culminó con un tratado de paz en 1018 por el que el ducado de Polonia entregó de nuevo Bohemia.

Enrique II murió en 1024 y fue enterrado en la catedral de Bamberg. No tuvo hijos, y tras su muerte, el trono quedó sin heredero. Fue canonizado por el papa Eugenio III en 1146; Inocencio III hizo lo mismo con su esposa santa Cunegunda en 1200.

Su sucesor fue Conrado II de la Dinastia Salia, con el que se abre un nuevo capítulo en la historia de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Que veremos en una entrada siguiente.

Así queda Europa:



Una de las mayores herencias que ha dejado esta dinastía fue su arte, el llamado arte otoniano. Es un estilo en el arte prerrománico germano que gira alrededor de la Corte, pues fue creado para asentar el vínculo entre los emperadores y la iglesia.

Dentro de la arquitectura, las dos iglesias que mejor lo representan son la catedral de Espira (Speyerer Dom), incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1981.


La iglesia de San Miguel en Hildesheim también fue añadida a la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1985. 



Mientras tanto en el mundo…

El siglo X es un período donde la cultura comienza a florecer, en especial en el mundo árabe. Córdoba se convierte en la capital del Califato de Córdoba, en estos años se vivió el máximo esplendor político, cultural y comercial de Al-Ándalus.
En China se inventa la imprenta y se tiene el primer registro de armas de fuego.
En Persia se construyen los primeros molinos de viento.
En Guatemala y el sur de México los mayas comienzan a desaparecer, pero florecen en Yucatán.
En el 975 se funda la universidad de Al-Azhar en El Cairo, la primera escuela religiosa del mundo.
Erik el Rojo (950-1003), pirata y explorador vikingo, llega a Groenlandia.


Nombres de este periodo de la historia a tener en cuenta en alemán:

Heinrich I, der Vogler - Enrique I el Pajarero.
Otto I., der Große – Otón I el Grande.
Heinrich, der Zänker - Enrique II el Pendenciero.

(Licencia de escritora, no sé yo con qué nombre me gustaría menos que me recordasen para la posteridad, si con el Pajarero —con su inevitable juego de palabras—, o con el Pendenciero).


Bibliografía:
Deutsche Geschichte für Dummies, páginas de la 115 a la 135.
Pedacitoshistoriarte


Seguro que también te interesa:

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Esto tan solo ha sido una pequeña parte de lo que es la historia de Alemania, aún queda mucho que contar y mucho que aprender. ¿Te vienes con nosotros de viaje al pasado? 

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