2 de septiembre de 2015

Los tres pelos de oro del diablo - Der Teufel mit den drei goldenen Haren

Erase una vez una mujer muy pobre que dio a luz un niño envuelto en la tela de la suerte. Se le predijo que con cuando cumpliese catorce años tomaría a la hija del Rey como esposa.

Unos días después del nacimiento el Rey llegó al pueblo y sin desvelarle a nadie su identidad fue preguntándole a la gente cuales eran las novedades, los cuales le respondieron:

— Hace poco ha nacido un niño con la tela de la suerte, ¡menuda fortuna! Y se ha predicho que cuando cumpla los catorce años tomará a la hija del Rey como esposa.

Al Rey no le gustó esta noticia y fue a hablar con los padres del afortunado niño:

— Vosotros sois gente pobre, entregadme a vuestro hijo, yo cuidaré de él y os daré lo que queráis a cambio.

Al principio el matrimonio se negó, pero ese hombre desconocido les ofreció mucho oro y pensaron que su hijo era un niño con suerte, ir con ese hombre le irá bien. Y al final le entregaron su hijo al desconocido.

El Rey colocó al niño en una caja y cabalgó con él hasta que llegaron a un profundo río. Allí tiró la caja con el niño dentro y pensó que con eso había liberado a su hija de un pretendiente inesperado.

Pero la caja flotó como si de un barco se tratase y por la voluntad de Dios ni una sola gota cayó en el interior de la misma. La corriente llevó al niño dos millas río abajo, hasta que quedó colgado en las astas de un molino.

Uno de los mozos que trabajaba en el molino vio la caja colgada y pensó que dentro debía de haber un gran tesoro. Cuando la abrió y miró en su interior vio un precioso niño, alegre y vivaracho.

Llevó al niño a los molineros y como ellos no tenían hijos se alegraron muchísimo.

— ¡Dios nos ha dado un regalo!

Y cuidaron al niño con cariño, que creció con salud y bien educado.


Ocurrió que cuando el chico ya había crecido un poco el Rey se encontraba por los alrededores, una tormenta le pilló en mitad de camino y pasó al molino a guarecerse. Cuando el Rey voy al chico le preguntó a los molineros que si ese guapo muchacho era suyo.

— No, es adoptado - dijeron - hace catorce años lo encontramos en una caja en el río.

El Rey se dio cuenta que ese niño era el niño de la tela de la suerte que había tirado al agua.

— Buena gente, ¿dejaríais que el niño le llevase una carta a la reina? Le daré dos monedas de oro como recompensa.

— Como su majestad desee - y mandaron al chico a prepararse.

En la carta el rey escribió:
"En cuanto este muchacho llegue con la carta debe ser ejecutado y enterrado. Y todo esto debe ocurrir antes de mi regreso."

El chico se puso en marcha, pero en el camino se perdió y al caer la noche llegó a un frondoso bosque. En la oscuridad vio una pequeña luz y la siguió hasta que llegó a una casita.

Al entrar a la casa vio a una anciana sentada al fuego, completamente sola. La mujer se asustó al levantar la vista y ver al chico.

— ¿De dónde vienes y a dónde vas?
— Vengo del molino - dijo el muchacho - y quiero ir al castillo, tengo que entregarle a la reina una carta. Pero me perdí en el bosque, así que si no le importa ¿podría quedarme aquí a pasar la noche?
— Pobre chico, has llegado a la casa de unos bandidos. Cuando lleguen y te vean aquí te matarán.
— Bueno, ya veremos - dijo el chico con confianza - no le tengo miedo a nada, además estoy tan cansado que no puedo seguir caminando.

Luego se tumbó en un banco y se quedó dormido.


Los bandidos llegaron al poco rato a la casa y le preguntaron a la anciana por el desconocido muchacho.

— No es más que un inocente chico. Se perdió en el bosque y cuando llegó le ofrecí cobijo. Tiene que llevarle una carta a la reina.

Los bandidos encontraron la susodicha carta y la leyeron. Y allí ponía que la vida del muchacho debía de acabar en cuanto llegase. Los hombres se compadecieron del chico, el jefe de los bandidos rompió la carta y escribió otra muy diferente. En la que ponía que en cuanto el muchacho llegase debería de casarse con la hija del rey.

Dejaron que el chico durmiese en el banco tranquilo hasta la mañana siguiente y cuando despertó le mostraron el camino a seguir.

La reina, al leer la carta, hizo lo que en esta ponía. Organizó un banquete de bodas y así el niño con suerte se casó con la hija del rey. Y como el chico era guapo y simpático, la princesa no puso ninguna objeción al casamiento.


Unos días más tarde el Rey regresó a su palacio y vio que la profecía se había cumplido. El niño con suerte se había casado con su hija.

— ¿Cómo ha podido pasar esto? En mi carta escribí una orden muy diferente.

La reina le dijo que eso era lo que ponía en la carta, pero el Rey quería verlo por si mismo. Al leer la carta se dio cuenta que alguien las había cambiado y le preguntó al muchacho que había pasado con el mensaje que le había confiado, y por qué había cambiado la cartas.

— No tengo ni idea - contentó el chico - debieron de haberla cambiado durante la noche que pasé en el bosque.

El Rey estaba furioso.

— ¡Esto no puede quedar así! Quien quiera casarse con mi hija deberá de ir al infierno y traer tres pelos de oro de la cabeza del diablo. Si me los traes podrás casarte con mi hija.

Con esta condición el Rey pensaba que se había quitado la amenazada de encima, pero el chico estaba muy seguro de si mismo.

— Tres pelos de oro te traeré. No le temo al diablo.

Luego se despidió y emprendió su marcha.


El camino le llevó hasta una gran ciudad. En la puerta de la muralla el centinela le preguntó cual era su oficio y que cosas sabía hacer.

— Yo sé todo - respondió el niño con suerte.
— Entonces puedes hacernos un favor - respondió el centinela - dinos porque de la fuente de la plaza del mercado antes salía vino y ahora no sale ni agua.
— Ya lo sabréis - dijo el muchacho - pero os lo diré cuando vuelva.


El chico siguió su camino hasta que llegó a otra ciudad. Allí el centinela volvió a preguntarle cual era su oficio y que cosas sabía hacer.

— Yo sé todo - respondió el muchacho.
— Si eso es cierto, entonces podrás hacernos un favor y decirnos por qué uno de los árboles de la ciudad, que antes daba manzanas de oro ahora no tiene ni una sola hoja.
— Ya lo sabréis - dijo el muchacho - pero os lo diré cuando vuelva.

El chico siguió su camino hasta que llegó a un río muy profundo, el cual debía atravesar. El barquero le preguntó cual era su oficio y que cosas sabía hacer.

— Yo sé todo - respondió el niño con suerte.
— Entonces puedes hacerme un favor - respondió el barquero - dime porque tengo que ir yendo y viendo de una orilla a otra sin que nadie venga a reemplazarme.
— Ya lo sabréis - dijo el muchacho - pero os lo diré cuando vuelva.


Al cruzar a la otra orilla encontró la entrada al infierno. Dentro todo estaba oscuro y tranquilo, el diablo no estaba en casa, pero su abuela estaba sentada en un sillón enorme.

— ¿Qué es lo que quieres? - le preguntó la mujer amablemente.
— Quisiera conseguir tres pelos de oro de la cabeza del diablo - respondió el muchacho - sino no podré conservar a mi mujer.
— Es mucho lo que pides. Cuando el diablo regrese y te encuentre aquí se te va a tirar al cuello. Pero me has caído bien, así que veré en que puedo ayudarte.

Luego convirtió al chico en una hormiga y le dijo que se metiese entre los pliegues de su falda.

— Ahí estarás seguro.
— Está bien - dijo el chico - pero hay tres cosas que me gustaría saber. Porque de una fuente de donde antes salía vino ya no sale siquiera agua. Porque un árbol que antes daba manzanas de oro ahora no tiene casi ni hojas. Y porque un barquero siempre tiene que ir de una orilla a otra y nunca es relevado.
— Eso son preguntas difíciles - respondió ella - pero quédate quieto y callado. Estate atento a lo que diga el diablo cuando le quite los tres pelos de oro.


Cuando le diablo llegó a casa esa noche se dio cuenta enseguida que el aire no estaba limpio.

— ¡Huelo a humano! ¡Aquí pasa algo extraño! - gritó el diablo y aunque buscó en todos los rincones no pudo encontrarlo.

La abuela le paró enfadada.

— Acabas de llegar y ya has descolocado todo. ¡Siempre tienes el olor de la carne humana pegado a la nariz! Siéntate ya en la mesa y comete la cena.


Al acabar de comer al diablo le entró mucho sueño así que se tumbó y apoyó la cabeza en el regazo de la abuela para que lo acariciase. No tardo mucho en quedarse dormido y cuando empezó a roncar la abuela aprovechó para arrancarle uno de los pelos de oro.

— ¡Ahh! - gritó el diablo - ¿Qué es lo que te pasa?
— He tenido un mal sueño y te he agarrado del pelo.
— ¿Y qué es eso que has soñado?
— Soñé que de la fuente de un mercado antes salía vino pero ahora ni siquiera sale un poco de agua. ¿Quién tendrá la culpa de eso?
— ¡Bah! Si los supiesen... En la fuente hay un sapo sentado debajo de un piedra, si lo matan el vino volverá a fluir.


La abuela volvió a tumbarlo en su regazo y siguió acariciándolo. Cuando el diablo comenzó a roncar le arrancó otro pelo.

— ¡Ahh! ¿Qué haces? -gritó furioso.
— No te lo tomes a mal. Lo he hecho en sueños.
— ¿Qué es lo que has soñado ahora?
— He soñado que en un reino había un frutal. Antes daba manzanas de oro y ahora casi no tiene ninguna hoja. ¿Qué es lo que habrá ocurrido?
— ¡Bah! Si los supiesen... Debajo del árbol hay un ratón que roe las raíces. Si lo matan volverán a tener manzanas de oro. Pero si continúa royendo durante mucho tiempo no habrá arreglo posible. Pero déjame tranquilo con tus sueños, si me despiertas otra vez te daré una bofetada.

La abuela le tranquilizó y lo volvió a recostar en su regazo. Cuando el diablo se quedó dormido y comenzó a roncar le arrancó el tercer pelo de oro.

El diablo se levantó de un salto, enfurecido y quiso cumplir su amenaza. Pero la abuela consiguió tranquilizarlo nuevamente.

— ¿Y qué voy a hacer si tengo pesadillas?
— ¿Qué es lo que has soñado ahora? - preguntó el diablo un poco curioso.
— He soñado con un barquero que se quejaba porque siempre tiene que navegar de una orilla a otra sin que nadie vaya a reemplazarle. ¿Quién es el culpable de eso?
— ¡Ahh! ¡Qué estúpido! Al siguiente que venga y quiera cruzar a la otra orilla tan solo tiene que darle el remo para que reme el mismo hasta el otro lado. Así el estará libre.

Como la abuela ya había conseguido los tres pelos de oro y las respuestas a las preguntas dejó al diablo dormir hasta que llegó el nuevo día.

Cuando el diablo se levantó y salió de la casa la abuela sacó a la hormiga de los pliegues de su falda y volvió a convertir al niño con suerte en humano.

— Ya tienes tus tres pelos y las respuestas del diablo debes haberlas escuchado.
— Sí, las escuché y me quedé con ellas.
— Pues entonces ya puedes emprender tu camino de vuelta.

Dándole las gracias a la abuela por su gran ayuda salió del infierno muy contento por todo lo que había conseguido.

Cuando se encontró con el barquero este le dijo que debía contarle como solucionar su problema.

— Primero llévame hasta la otra orilla y luego te lo diré.

Al llegar al otro lado le dijo lo que el diablo había dicho.

— Dale el remo a la primera persona que venga y quiera cruzar a la otra orilla, así serás libre.

El chico siguió su camino y llegó hasta la ciudad donde se encontraba el árbol sin frutas. Cuando vio al centinela le contó lo que el diablo había dicho.

— Matad al ratón que está royendo las raíces, así volveréis a tener manzanas de oro.

El centinela estaba muy agradecido y le dio como recompensa dos burros cargados con sacos de oro.

Después el chico llegó a la ciudad donde tenían problemas con la fuente y le contó al centinela lo que el diablo había dicho.

— Hay un sapo en la fuente, debajo de una piedra. Tenéis que buscadlo y luego matadlo. Así volverá a fluir el vino.

El centinela estaba muy agradecido por la ayuda y le dio otros dos burros cargados de oro como recompensa.

Unos días después el chico llegó hasta el palacio del Rey. Su esposa se alegró mucho de verlo y escuchó con atención todo lo que había ocurrido.

Luego le entregó al Rey los tres pelos de oro del diablo. Pero cuando el Rey vio los cuatro burros cargados con bolsas de oro se puso muy contento.

— Está bien, todos los requisitos han sido cumplidos, puedes quedarte con mi hija. Pero querido yerno, ¿de dónde has sacado tanto oro? ¡Eso es un gran tesoro!
— Conduje a través de un río - dijo el muchacho - y lo encontré en la otra orilla. Estaba allí tirado en el suelo.
— ¿Puedo ir yo también a por más? - preguntó el Rey ansioso.
— Todo cuanto quiera. Hay un barquero que te conduce a la otra orilla y así podrás traerte sacos llenos.

El Rey emprendió rápidamente el camino y cuando llegó al río el barquero le dejó subir. Remó hasta la otra orilla y cuando llegaron le puso al Rey los remos en las manos y saltó del bote.

Y así el Rey tuvo que quedarse remando como castigo por sus pecados.


— ¿Aún continúa remando?
— ¡Claro que sí! Todavía no ha ido nadie a relevarlo.





El título me suena, creo que alguna vez lo había leído, pero el cuento en si no me suena de nada.

Una historia llena de moralejas, ¿no os parece? ¿Cuáles dirías que son?
Hay gente que simplemente nace con buena estrella y siempre tiene suerte.
¿El destino ya está escrito?

Me ha sorprendido mucho esa estelar aparición del gran Caronte, el barquero de Hades, no me lo esperaba. Y creo que es la primera vez que vemos en alguno de los libros de los hermanos Grimm alguna mención a la mitología griega.



Aunque debo confesar que me ha encantado la parte de dejar al Rey remando... Desde el principio me cayó mal, además quiere matar al pobre niño, dos veces.
La avaricia rompe el saco...




¿Qué os ha parecido?

Los tres pelos de oro del diablo - Der Teufel mit den drei goldenen Haren, es el cuento número 29 del libro "Cuentos de la infancia y del hogar" escrito por los hermanos Grimm.
________

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... pero aún quedan muchos más cuentos que leer, muchas historias por recordar y otras tantas por descubrir. ¿Te vienes? Cuentos de los hermanos Grimm.

Un saludo!!




10 comentarios:

  1. Muy interesante la historia. Es la primera vez que comento, me encantó tu blog desde la primera vez que lo ví. A mí también me gustaría poder vivir algún día en Alemania, no estoy seguro por que, pero me gustaría. He empezado ya con el idioma, la verdad a mi no me parece tan difícil como lo pintan, aunque comparado con el inglés si que lo es, pero si hemos sido capaces de aprender español se puede con eso y más. Aunque por ahora me queda toda la universidad por delante, empiezo el lunes :(

    Un saludo.

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    1. Buenas!
      Cuando yo empecé con el alemán tampoco me pareció tan difícil... conforme vas adentrándote en el idioma se va haciendo más complicado.
      A ver si al final puedes venirte, es un gran país donde vivir.
      Mucha suerte en la universidad!
      Un saludo!!

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  2. Hola Irene.
    Sigo flipando con tu blog, esta vez porque me hiciste recordar un colección de cuentos que me regalaron cuando niño y este era uno de ellos. Ahora viéndolo en perspectiva creo que la mayoría eran cuentos de los hermanos Grim. Un Saludo, mucho éxito y suerte.

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    1. Buenas!!
      La gran mayoría de los cuentos de nuestra infancia eran de ellos, aunque de muchos de ellos nos han contado la versión suave... son un tanto macabros.
      Aquí tienes una sección con más cuentos de ellos, quizás alguno más te suene.
      http://alemaniaentrebastidores.blogspot.de/p/cuentos-de-los-hermanos-grimm.html

      Un saludo!!

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    2. Falso. Los hermanos Grimm recopilaron los cuentos populares, muchos de los cuales se conservan aún en la tradición oral de innumerables pueblos. Por ejemplo, Los 3 pelos del diablo es también tradicional gallego y seguramente de muchos más lugares, con sus variaciones locales.

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    3. ¿En serio? ¿Y de los Músico de Bremen también se llama así?

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  3. Hola! Me encantó la historia, gracias por compartirla. Gracias también por seguir escribiendo tu blog, prometo pasar más seguido!!

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    1. Buenas Mimi. Me alegro de que te gustara. Gracias por animarte a comentar, espero leerte más veces.
      Un saludo!!

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  4. Me ha gustado el cuento y me suenan algunas cosas aunque no sé si las leí todas juntas hace tiempo, o de otros cuentos (en inglés: it rings a bell) Pero ¿qué es la tela de la suerte?

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    1. Buenas C. Ni idea, imagino que será algún sinónimo alemán para decir que alguien nació con buena estrella.
      Un saludo!!

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